Zoom y WhatsApp, las nuevas “fuentes” de contaminación
En septiembre de 2020, durante el confinamiento por la Covid-19, especialistas detectaron un agujero en la capa de ozono atribuido al uso de computadoras, tabletas y celulares
La pandemia de Covid-19 produjo un cambio inesperado en las fuentes de emisión de gases que provocan agujeros en la capa de ozono.
Una investigación realizada por el Instituto de Ecología de la UNAM, reveló que, a causa del confinamiento, las computadores, tabletas y celulares que se utilizan en casa se volvieron más contaminantes que los coches, camiones y aviones.
Es decir, las largas sesiones por Zoom, los maratones en Netflix para ver series de televisión y el uso intensivo del WhatsApp son prácticas que resultan más nocivas para el medio ambiente que moverse en vehículos de combustión interna.
“La producción individual de dióxido de carbono se ha incrementado. Está muy bien documentado que los medios electrónicos, un mensaje de WhatsApp o un correo electrónico generan CO2 y entre más pesado sea, entre más destinatarios esté dirigido, más se produce contaminante”, dijo Gabriela Jiménez Casas, investigadora del Instituto de Ecología.
“No es que el correo sea tangible, pero está guardado en algún lugar, en un servidor enorme que ocupa un cuarto de muchos metros cuadrados que se debe enfriar y, para hacerlo, tiene que emplear cosas como aire acondicionado, enfriamiento por agua subterránea y eso genera más CO2”, comentó la investigadora en un artículo publicado en la más reciente edición de la Gaceta UNAM.
Diversos estudios realizados por Zoom y Cisco han indicado que un correo electrónico promedio genera alrededor de 50 gramos de CO2.
Cabe destacar que dichas investigaciones arrojan que en el mundo se generan entre 25 mil y 35 mil toneladas de ese compuesto por los correos electrónicos, lo cual, resulta dañino para la tierra.
La investigación menciona que durante el mes de septiembre, especialistas registraron un agujero en la capa de ozono sobre la Antártida, el cual media alrededor de 25 mil kilómetros cuadrados y cerró en enero de 2021.
Por su parte, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica y la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio anunciaron que el agujero de ozono en la Antártida se convirtió en el mayor de los últimos 40 años al alcanzar los 24.8 millones de kilómetros cuadrados, es decir, un tamaño tres veces mayor a Estados Unidos.
El tiempo señalado ocurrió cuando la pandemia de coronavirus disminuyó considerablemente, esto provocó que la producción de dióxido de carbono, llamado y conocido como CO2, que proveniente de coches, aviones o transporte público disminuyera.
Comparando datos cibernéticos con un vuelo comercial, una videoconferencia en promedio puede generar el equivalente a 12% del CO2, que produce un pasajero en un vuelo por avión México-Nueva York, es decir, un promedio de 59 kilogramos.
El académico Jiménez Casas manifestó que la estratósfera, su grosor es de entre 10 y 20 kilómetros, se encuentra a una altitud de entre 15 y 20 kilómetros del suelo.
La estratósfera es un filtro natural que protege al ser humano de los rayos ultravioleta del Sol, pues los absorbe entre 97 y 99%.
Si esta faltara habría dermatológicos, además del riesgo de sufrir cáncer de piel, quemaduras y otras enfermedades también en plantas y animales; esta serie de daños también afectan a la capa de ozono, ya que sin ella no habría vida.
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