Pandemia derriba tabúes sobre los juguetes sexuales

5 de Noviembre de 2024

Pandemia derriba tabúes sobre los juguetes sexuales

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Debido al confinamiento, solteros y parejas superaron barreras psicológicas para la adquisición de sex-toys

Muchos lo tenían en mente sin atreverse a dar el paso. Pero el distanciamiento social impuesto por la pandemia cambió las cosas e hizo disparar las ventas de juguetes sexuales, integrándose con naturalidad en la vida íntima de solteros y parejas.

París, Sidney, Berlín, Tokio... Millones de personas compraron al menos un “sex-toy” desde el inicio de la epidemia de Covid-19.

Sofía, soltera de 29 años, se decidió por primera vez a adquirir uno con el confinamiento de marzo de 2020 en Francia, pese a sus “prejuicios” y “barreras psicológicas”.

“Cambié el chip”, recuerda esta joven. “Supe que era el buen momento, que entrábamos en un periodo loco en el que iba a cortar todo vínculo social y amoroso. Ahora pienso que comprar un vibrador es algo normal”.

“¡Fue nuestra inversión del año!”, afirma por su parte Ariane, que vive en pareja. Como Sofía, esta joven de 33 años “no habría comprado un ‘sex-toy’ si no hubiese habido Covid”. Pero las ganas de “nuevos hallazgos” vencieron su reticencia.

El grupo berlinés Wow, que comercializa siete marcas, registró un año excepcional, especialmente gracias a su popular “Womanizer”, un estimulador del clítoris, cuyas ventas se triplicaron en el último año, hasta alcanzar más de 4 millones de unidades desde su lanzamiento.

Lo mismo sucede con la marca del mismo grupo “We Vibe”, que comercializa “sex-toys” conectados para las parejas. Sus ventas se dispararon un 40% en un año.

El mercado europeo de la marca sueca Lelo creció 10% pese al cierre de sus tiendas, según su responsable en Francia, Quentin Bentz.

Para Christophe Manceau, director de la división de medios del gabinete Kantar, autor en 2018 de un informe sobre el mercado del sexo, estas cifras se explican sobre todo por “la invasión del porno en la sociedad” en los últimos años.

Según su estudio, el mercado del sexo está evaluado en 50 mil millones de dólares, de los cuales la mitad equivaldría sólo al de los “sex-toys”.

“La sociedad occidental entró en la era de la trivialización del bienestar sexual. Ahora comprar un “sex-toy” ya no es tabú, al contrario”, analiza.

Los sex-toys se democratizaron por completo, afirma la historiadora de sexualidades Virginie Girod. “Desde hace varios años ya no se percibe como algo de lo que hay que avergonzarse, sino como un objeto lúdico y trivial”, asegura.