Por primera vez en la historia climatológica, los científicos han bautizado una ola de calor en un claro esfuerzo por visibilizar la emergencia climática en todo el mundo.
Si bien estos fenómenos se han registrado desde hace décadas, fue hasta esta semana que expertos de España identificaron el aumento de temperaturas en Sevilla con el nombre de Zoe, la cual registró hasta 44.4 grados centígrados el 24 y 27 de julio de este año.
Esta es una iniciativa del Proyecto proMETEO Sevilla, a cargo del Centro de Resiliencia de la Fundación Adrienne Arsht-Rockefeller del
Atlantic Council, y cuyo objetivo es concientizar al público sobre el calor extremo, sus causas y consecuencias y las formas de reducir su impacto.
Aunque no existe una definición clara sobre las olas de calor, la comunidad internacional está de acuerdo en que no se trata únicamente de unos pocos días calurosos. La Agencia Estatal de Meteorología de España (AEMET) los describe como “episodios de al menos tres días consecutivos durante los cuales un mínimo del 10% de las estaciones meteorológicas registran temperaturas máximas por encima del percentil 95, de julio a agosto entre 1971 y 2000”.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) usa un punto de referencia de dos días cuando la temperatura mínima diaria, ajustada por la humedad, es superior al percentil 85 de julio a agosto entre 1981 y 2010.
Nombrar los fenómenos de la naturaleza ha sido usada en huracanes y tormentas, pero es la primera vez que se aplica a olas de calor. En los últimos años, estas últimas se han vuelto muy peligrosas, ya que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 125 millones de personas en todo el mundo se sumaron a la exposición a las altas temperaturas entre 2000 y 2016.