Se le notaba incómodo, molesto. Al presidente Andrés Manuel López Obrador lo pusieron en jaque en su propia tribuna, en la acostumbrada “mañanera”, desde la que suele imponer los temas de la agenda pública.
Luego de recordarle los 500 conflictos agrarios que padecen las comunidades indígenas en el país y su incumplimiento a la promesa de resolverlos en su administración, la periodista Reyna Ramírez le cuestionó si aún tenía la voluntad para solucionarlos en la recta final de su sexenio.
“Entonces, Presidente, su voluntad política, ¿de verdad existe o ya se dio por vencido?”, le inquirió.
Y siguió: “¿No se puede contra la mafia del poder? ¿No se pueden limpiar estas dependencias? ¿Usted no puede agarrar el toro por los cuernos en el Tribunal Agrario y tener la voluntad de decirles: ‘Resuelvan esto’?”.
López Obrador se quedó sin respuesta ante la “bomba” lanzada. Su contestación fue dispersa, generalizó, sin dar resolución. En síntesis, fue evasivo, aunque se defendió.
“Quiero que me digas: ¿en dónde, durante el tiempo que estuvimos en la oposición, hice un ofrecimiento de resolver un problema agrario y no lo he resuelto? Al contrario, no sólo he resuelto problemas a los que me comprometí, he resuelto muchísimos más problemas agrarios”, reviró.
Pero datos en materia de conflicto de tierras son determinantes: Ejidatarios de El Bajío, en Caborca, Sonora, ganaron 67 juicios a la empresa Minera Penmont, que aseguraba tener concesiones para operar proyectos mineros.
Recientemente, la comunidad Wixárika recorrió 900 kilómetos a pie desde Jalisco a la Ciudad de México para solicitarle a López Obrador ejecutar 13 fallos judiciales para la restitución de sus tierras. Pero hay más casos en Oaxaca, Chihuahua y Chiapas.
De 2019 a 2021, han asesinado a 58 personas defensoras del medio ambiente, incluyendo a quienes luchan por la tierra, según el Informe sobre la situación de las personas y comunidades defensoras de los derechos ambientales en México 2021, publicado por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).
Algunos de ellos fueron recordados en la mañanera: Humberto Valdovinos, de Oaxaca; Trinidad Baldenegro y Julián Carrillo, de Chihuahua; Marco Antonio Zarco, de Guerrero; Francisco Vázquez, de Morelos.
La insistencia de Ramírez lo hizo trastabillar. Casi al finalizar la conferencia de prensa, el Presidente reconoció que la corrupción en los tribunales agrarios está “muy enraizada”, pero rápidamente corrigió.
“Pero la impunidad impera en los tribunales agrarios y en la Procuraduría Agraria”, se le cuestionó.
A lo que López Obrador respondió: “Sí, porque era algo que estaba muy enraizado, era el principal problema del país. Pero de que estamos combatiendo la corrupción, no hay duda. Mire mi pañuelito blanco, ya no hay corrupción”.