Se están viviendo los peores momentos para las casas encuestadoras. Esta afirmación no la dice el escribidor, sino el director de una de las empresas de demoscopia, que ha visto en los procesos en Coahuila, Estado de México y Nayarit, algunos de los peores ejemplos de lo que no hay que hacer con los estudios de opinión: encuestas push-pull, que son inducidas; atrocidades estadísticas como encuestas en Facebook; encuestas inventadas o manipuladas hechas por empresas que nadie conoce, y publicadas en medios sin historial en la difusión de este tipo de estudios. Sólo coinciden en ganador en Nayarit, pero unas dicen que en el Estado de México gana Alfredo del Mazo, y otras que es Delfina Gómez, con diferencias que a veces llegan a los 10 puntos, o en Coahuila, donde no se ponen de acuerdo si gana el priista Enrique Riquelme o el panista Guillermo Anaya. Algunas estarán bien y muchas saldrán mal, por definición de lo que hicieron, pero la industria al final de cuentas, dicen los que saben, es la que volverá a salir mal parada.