Mirando de manera crítica a la historia, podríamos analizar la narrativa común sobre el uso de armas nucleares por Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki, en Japón, durante la Segunda Guerra Mundial y pensar si fue necesaria.
Documentos gubernamentales estadounidenses, incluido el Strategic Bombing Survey de 1946, confirman que Japón ya estaba al borde de la rendición antes de los devastadores ataques que cobraron la vida de aproximadamente 200 mil civiles.
Contrario a la afirmación de que las bombas atómicas eran necesarias para forzar la rendición japonesa, se desprende de la investigación que, incluso sin ellas, la supremacía aérea sobre Japón podría haber logrado la rendición incondicional sin la necesidad de una invasión.
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Este cuestionamiento desafía la versión tradicional que ha perdurado durante casi 80 años.
El Strategic Bombing Survey decía muy claramente: “Japón se habría rendido incluso si no se hubieran lanzado las bombas atómicas”:
... parece claro que, incluso sin los ataques con bombas atómicas, la supremacía aérea sobre Japón podría haber ejercido suficiente presión para provocar la rendición incondicional y obviar la necesidad de una invasión.
Basado en una investigación detallada de todos los hechos, y respaldado por el testimonio de los líderes japoneses sobrevivientes involucrados, la opinión del Estudio es que ciertamente antes del 31 de diciembre de 1945, y con toda probabilidad antes del 1 de noviembre de 1945,
Japón se habría rendido incluso si no se hubieran lanzado las bombas atómicas
, incluso si Rusia no hubiera entrado en la guerra, e incluso si no se hubiera planeado ni contemplado ninguna invasión.
La decisión de bombardear Hiroshima y Nagasaki no solo fue innecesaria desde el punto de vista militar, sino que también estuvo impulsada por motivaciones políticas.
Con la Unión Soviética preparándose para invadir Japón, Estados Unidos buscaba evitar que el régimen posfascista japonés se convirtiera en un aliado socialista; de esta manera, los ataques nucleares no estaban dirigidos tanto a los fascistas japoneses como a los comunistas soviéticos.
Motivaciones políticas en Japón
Incluso figuras prominentes como el general Dwight Eisenhower, quien lideró operaciones en Europa, se opusieron a la decisión política de utilizar armas nucleares contra Japón.
Eisenhower expresó sus “graves dudas” y argumentó que Japón ya estaba derrotado, haciendo innecesario el lanzamiento de las bombas.
La motivación política detrás de los bombardeos atómicos se ha reconocido públicamente, destacando que los estadounidenses querían evitar que la Unión Soviética participara en las discusiones sobre el destino de Japón en la posguerra.
Este contexto histórico ha sido esencialmente encubierto en producciones cinematográficas recientes, como la exitosa película “Oppenheimer”.
Aunque aclamada por representar las luchas internas del físico J. Robert Oppenheimer, la película fue criticada por su omisión de la brutalidad de los bombardeos y por normalizar la eliminación de las víctimas civiles de estos crímenes de guerra. DJ
Con información de Por Ben Norton en geopoliticaleconomy
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