Un estudio de seguimiento de los primeros pacientes que se infectaron con el SARS-CoV-2 a principios de 2020 en China mostró que alrededor de la mitad de los participantes del estudio tenían síntomas de Covid prolongado, como fatiga y dificultades para dormir, aunque hubieran pasado dos años de su hospitalización.
La investigación, que se publica hoy en la revista The Lancet Respiratory Medicine, siguió a mil 192 pacientes que ingresaron por padecer Covid-19 agudo al Hospital Jin Yin-tan en Wuhan, China, entre el 7 de enero y el 29 de mayo de 2020, y se les hicieron a los seis meses, un año y dos años, con lo que destaca entre otros estudios de este tipo, pues los más largos hasta la fecha han abarcado alrededor de un año.
Si bien la salud física y mental en general mejoró con el tiempo, el análisis sugiere que los pacientes con Covid-19 tienden a tener peor salud y calidad de vida que la población general.
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Además, se encontró que quienes tuvieron síntomas de Covid prolongada también experimentaron una peor calidad de vida, se redujo su capacidad para hacer ejercicio, tuvieron más problemas de salud mental e hicieron un mayor uso de los servicios de atención médica, en comparación con aquellos que padecieron la enfermedad, pero no tuvieron la prolongación de los síntomas.
Por ejemplo, 31% de los pacientes reportaron tener fatiga o debilidad muscular y otro 31% reportó dificultades para dormir; mientras que entre la población general, sólo el 5% reporta tener el primero de estos síntomas y 14% el segundo.
Secuelas de Covid-19. Fatiga y debilidad muscular son los signos más frecuentes.
Por otra parte, en las evaluaciones de salud mental, se encontró que, al cabo de los dos años, el 13% de los participantes con Covid prolongado mostraba síntomas de ansiedad, y el 11% de depresión; en comparación, en los pacientes sin síntomas de Covid las proporciones fueron del 3% y 1%, respectivamente.
“Existe una clara necesidad de brindar apoyo continuo a una proporción significativa de personas que han tenido Covid-19 y comprender cómo las vacunas, los tratamientos emergentes y las variantes afectan los resultados de salud a largo plazo” comenta en un comunicado de prensa Bin Cao, del Hospital de la Amistad China-Japón en China y autor principal del estudio.
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