El triunfo de Donald Trump podrá ser algo que molesta a muchos, pero no es inexplicable. A pesar de sus altos niveles de desarrollo y de su poder económico, la sociedad estadounidense está profundamente dividida y no sólo por sus preferencias políticas, sino por el nivel de su cultura política, los resultados electorales indican cuan superficiales son los juicios de gran parte de la población de ese país, para elegir a su mayor líder y entregarle un poder inmenso a alguien que no tiene la menor experiencia gubernamental y que adicionalmente posee una serie de defectos a todas luces deleznables y de los cuales lejos de arrepentirse se muestra orgulloso. Tanto la postura oficial del gobierno mexicano como la opinión de diversos analistas, se inclina en favor de argumentar que el sistema político estadounidense dispone de contrapesos que evitarán que las intenciones del futuro mandatario, se puedan concretar de una forma tan imprudente como fueron sus mensajes durante la campaña. Ya sea a través del Congreso, que por cierto tiene mayoría republicana, como por la acción de diversos grupos de interés, que pueden contener o moldear las decisiones del magnate metido a político. A pesar de estas posturas que llaman a la prudencia, las reacciones en diversas partes del mundo y en el sistema financiero se manifestaron desde que las tendencias en favor del candidato republicano se inclinaron definitivamente en su favor. La caída de diversos indicadores en las bolsas del mundo y los movimientos de paridad cambiaria, fueron evidencias inmediatas de que la desconfianza crecía y aunque los pronósticos no tienen tintes todavía de catástrofe, lo cierto es que la incertidumbre en los alcances de los efectos de esta elección, es difícil cuantificarlos en toda su magnitud por ahora. Falta todavía más de un mes para que Trump tome posesión del cargo, pero seguramente habrá decisiones que empezarán a confirmar qué tan dispuesto está a llevar a cabo sus planes, como son la designación de sus colaboradores inmediatos y las reuniones que pueda sostener con mandatarios de otros países, incluido desde luego, el mexicano. Pero objetivamente, ¿qué puede pasar con México y los mexicanos, así como con la comunidad establecida en aquel país? Desde luego un programa de deportación masiva, acciones de vigilancia más intensa y restricciones legales para el ingreso y permanencia de nacionales, traería consigo efectos que podrían ser de leves a graves, lo que indudablemente afectaría la situación económica de muchos, pero pareciera que la postura oficial ante estos riesgos es “convencer” que no se adopten esas medidas, que no sean inclementes y que piensen que también les pueden traer consecuencia en su economía. Eso sí, preservamos nuestra independencia como país (sic), nuestra soberanía se mantendrá inmaculada (resic) y la prioridad de los intereses nacionales sobre los externos (recontrasic). Con este tipo de posturas, es evidente que estamos lejos de aspirar a reducir nuestra dependencia de los Estados Unidos y avanzar hacia un modelo económico autosustentable. Desde luego que en el corto plazo los efectos pueden ser dolorosos y demandar altos costos, pero tal vez, con un presidente estadounidense de este tipo nos obliguemos a mirar hacia adentro, a desarrollar más nuestro mercado interno, a aprovechar y preservar nuestros recursos naturales, con la conciencia de que deben fortalecer nuestro proyecto y no soportar uno ajeno. Es muy posible que en esta estrategia no estaremos solos, ya que otros países compartirán esta circunstancia y la atención del policía del mundo deberá tener múltiples focos de atención. Indudablemente, se requiere no sólo valor y determinación sino también un liderazgo a la altura de estas circunstancias que, justo es reconocer, hoy no lo tenemos, pero que podría surgir en el próximo proceso electoral federal. Lamentablemente, de los personajes que hoy aspiran a contender, ninguno tiene ese carácter y peor aún, pareciera que están más dispuestos a plegarse a las expectativas de aceptación de la dominación que pretende imponer Trump.
@jlcamachov