NUEVA YORK, Estados Unidos.- The Weinstein Company, cuya reputación se vio empañada por las acusaciones de violación y abusos sexuales contra su cofundador Harvey Weinstein, está en negociaciones para su venta ante las dificultades financieras que le provocó el caso. La empresa indicó el lunes haber recibido una inyección inmediata de dinero fresco por parte de los fondos de inversión Colony NorthStar (ex Colony Capital), lo que podría ayudar a despejar a corto plazo la incertidumbre sobre su futuro. Los términos del acuerdo no fueron desvelados. Ambas partes iniciaron en paralelo discusiones sobre una posible compra de los estudios de cine por Colony, fondo de inversiones creado por el magnate Tom Barrack, un amigo del presidente Donald Trump. Está previsto que se reúna el consejo de administración de The Weinstein Company (TWC) en Nueva York para decidir la suerte final de la compañía, informó la prensa estadounidense.
Creemos que la inversión y el patrocinio de Colony ayudarán a estabilizar las operaciones en curso de la compañía”, señaló el lunes Tarek ben Ammar, miembro de la junta directiva de The Weinstein Company, citado en el comunicado.
“Nos sentimos complacidos de invertir en Weinstein Company para ayudarla a seguir adelante”, dijo de su lado Tom Barrack, quien dirigió la comisión encargada de preparar la ceremonia de investidura de Trump en enero.
Proyectos cancelados
Barrack, que fundó Colony en 1991, forjó su fortuna con inversiones en bienes raíces de alto riesgo en Medio Oriente y en créditos inmobiliarios tóxicos en Alemania. Este amante de los “golpes financieros”, cuyos abuelos eran inmigrantes libaneses, sufrió decepciones en la década de 2000 cuando sus inversiones en casinos no marcharon bien. En Francia es conocido por haber sido propietario del club de fútbol Paris Saint-Germain entre 2006 y 2011, así como accionista de los hoteles Accor y del gigante de distribución Carrefour. No es la primera vez que Tom Barrack se aventura en el cine: asociado a unos fondos cataríes, compró en 2010 los estudios Miramax -originalmente creados por los hermanos Bob y Harvey Weinstein- y luego los vendió. La TWC despidió a Harvey Weinstein el 8 de octubre, tras la revelación de acusaciones de acoso sexual en su contra por parte de actrices y otras mujeres, que ocurrieron durante tres décadas, y divulgadas por el diario The New York Times. La revista The New Yorker publicó también su propia investigación, donde varias actrices acusan a Weinstein de violación. Desde entonces, el futuro de los estudios quedó comprometido, pues el escándalo le arrebató varios grandes proyectos de producción. Apple, por ejemplo, canceló un proyecto de serie sobre Elvis Presley, en tanto Amazon dijo estar “revisando (sus) proyectos con The Weinstein Company” relativos a dos coproducciones. Los observadores hablaron de dos hipótesis: la venta de los estudios, que continuarían trabajando con uno o más propietarios nuevos, o su cierre total y la venta a la carta de su catálogo de películas y series de televisión. Las discusiones con Colony descartan por el momento una tercera opción que colocaba a Bob Weinstein y al presidente de la compañía, David Glasser, al frente de la productora, tras cambiársele el nombre. Las películas de The Weinstein Company y Miramax (“Pulp Fiction”, “Kill Bill”, “Pandillas de Nueva York”, “El artista”, “Carol”, “Shakespeare enamorado”, “El paciente inglés”...) han recibido más de 300 nominaciones al Oscar y ganado 80 estatuillas, entre otros prestigiosos premios. Los medios estadounidenses informaron que los ejecutivos de la productora estaban discutiendo la posibilidad de aplazar la salida el 24 de noviembre de “Current War”, el último largometraje que la compañía presentaría en 2017. Si este fresco histórico con el actor británico Benedict Cumberbatch encarnando a Thomas Edison se retrasa hasta 2018, la película no podrá ser seleccionada para los diversos premios, incluidos los Oscar. DA