Este lunes el presidente ruso apareció ante las cámaras para hablarle a su país y narrar cómo se había frenado la rebelión de los mercenarios de la empresa Wagner PMC, al mismo tiempo para advertir que “cualquier intento de chantajear y crear disturbios en Rusia está condenado al fracaso”.
No dio detalles de los acuerdos con el líder del movimiento rebelde Yevgeny Prigozhin, ni siquiera su ubicación, tampoco mencionó si el protocolo antiterrorista seguía operando.
Pero eso sí, se lanzaron reclamos y algunas acusaciones. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, declaró al canal de televisión RT que se investiga si los servicios de inteligencia de Occidente estuvieron implicados en lo que también llamó “intento” de rebelión de los mercenarios de la empresa Wagner.
Las oficinas de inteligencia estadounidense, aseguró Lavrov, esperaban que el motín tuviese éxito.
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Entonces las primeras declaraciones que hace desde los hechos el presidente estadounidense Joe Biden tuvieron sentido, en cuanto a que ni Occidente ni la OTAN estuvieron involucrados en esa movilización rusa: “Es crucial que estemos coordinados en nuestra respuesta y en lo que hacemos para anticiparnos. Acordamos asegurarnos de que no le damos ningún pretexto a Putin para que culpe ni a Occidente ni a la OTAN”.
En este momento existen muchas dudas sobre lo que ocurrió, incluso algunos medios en la región aseguran que en Ucrania no se descarta que sea una operación para reubicar a este grupo paramilitar en Bielorrusia.
Y en cuanto al impacto, la profesora de Oxford Rana Mitter consideró que “Rusia corre el riesgo de dividirse en cuatro o cinco facciones, cada una con su propio ejército”.
En su artículo para Project Syndicate, “El regreso de los señores de la guerra”, la especialista en historia, detalló que “aparte del ejército ruso y el Grupo Wagner, hay fuerzas más pequeñas bajo el control del alcalde de Moscú, el militarista local Ramzan Kadyrov en Chechenia, y una Guardia Nacional oficialmente bajo el mando del presidente Vladimir Putin pero fuera de la cadena de mando de la Federación Rusa. Varias otras fuerzas armadas protegen los intereses comerciales privados de un grupo selecto de oligarcas rusos”
7 mil hombres están unidos a Reduct, la primera fuerza conocida que participó en la invasión a Ucrania.
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