De nueva cuenta la amenaza nuclear surgió en el conflicto entre Rusia y Ucrania. El reciente ataque a la central de Zaporiyia reforzó las acusaciones entre ambos países, que se responsabilizan mutuamente. Pero el peligro va más allá, ya que “podría tener consecuencias catastróficas para una vasta zona, incluyendo el territorio europeo”, advirtió Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin. Su declaración fue secundada por el presidente ucraniano Volodymyr Zelenski, quien en un mensaje público aseguró que “el mundo no debe olvidar Chernobyl. La catástrofe de Chernóbil fue por la explosión de un reactor, y la central de Zaporiyia tiene seis”.
Las preocupaciones tanto de la explosion de esta central como del uso de armas nucleares ha dado la vuelta al mundo. En el marco del aniversario del impacto de la bomba nuclear en Nagasaki, Japón —la segunda y última de este tipo que ha sido utilizada—, Tomihisa Taue, alcalde de esta prefectura, alertó que “el uso de armas nucleares no es un temor sin sustento, sino una crisis tangible presente”. Asimismo, António Guterres, advirtió que “cualquier ataque a una planta nuclear es una cosa suicida”, aunque esto no ha impedido a Rusia de continuar con sus planes de conectar la central de Zaporiyia con Crimea.
“Los militares rusos presentes en la central nuclear ponen en marcha el programa del operador ruso para conectar la central a la red eléctrica de Crimea”, dio a conocer Petro Kotin, presidente del operador ucraniano Energoatom.
Pese a estas preocupaciones, un nuevo carguero con granos ucranianos zarpó este lunes del puerto de Chornomorsk. Se trata del mayor cargamento desde el inicio de las hostilidades, ya lleva cerca de 65 mil toneladas, las cuales se dirigen a Corea del Sur.
Objetivo peligroso. Hasta el momento, ninguno de los misiles ha dañado los reactores de la central de Zaporiyia.
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