Ante el incremento de la violencia armada, la cual implicó que al cierre de 2022 el 70 % del total de víctimas de homicidio doloso en el país fueron por un ataque con arma de fuego, la industria del blindaje vehicular ha ido en incremento y no sólo en el sector empresarial o de gobierno.
Considerando que los niveles de inseguridad han ido convirtiendo el blindaje de automotores en una medida de prevención que hasta hace algunos años era considerada como un lujo, pero frente a los hechos de violencia armada que involucran no sólo a organizaciones de la delincuencia organizada sino a grupos locales, se ha convertido en una opción de sobrevivencia.
Un ejemplo de ello fue el caso del periodista Ciro Gómez Leyva, quien tras haber logrado sobrevivir del ataque armado que sufrió a escasos metros de su casa el pasado 15 de diciembre reconoció: “me salvó el blindaje de mi camioneta que yo manejaba”.
Sobre el incremento en la industria, y particularmente sobre los blindajes de nivel 3, con el que contaba la camioneta del periodista, José Luis Bustillo Velarde, director ejecutivo de la Asociación Mexicana de Blindadores de Automotores (AMBA) señaló que actualmente abarca entre un 60 y 65 % de la producción, al ser considerada como la principal opción en cuanto a protección urbana.
“Suele utilizarse en ciudades como la CDMX y detiene calibres de armas cortas como la famosa 9 milímetros, .380 o calibre .22; un buen blindaje con una buena certificación hasta calibres .44 y .357 magnum y subametralladoras 9mm, es el común para hacer frente a la delincuencia urbana”.
En entrevista con ejecentral, Bustillo Velarde advirtió que, como el caso de Gómez Leyva, “hoy en día la inseguridad no sólo ataca a empresarios de alta gama y servidores públicos sino ya cada vez lo sentimos en toda la ciudadanía, incluso en el ámbito periodístico”.
Aunque señaló que antes de la pandemia el alza de precios en los materiales que se utilizan en el proceso de blindaje, como fibras y aceros mermó la producción, para el segundo semestre del año anterior, precisamente la situación de inseguridad y violencia propició un alza, implicó “un incremento aproximado entre el 10 y 12 % en los blindajes”.
Con un cierre calculado de entre tres mil y tres mil 500 vehículos blindados, el director ejecutivo de la AMBA apuntó que pese a los incrementos en los precios de los materiales, en la industria es cada vez más frecuente el blindaje “en menor escala”, refiriéndose a opciones de protección para automóviles tipo sedan y camionetas SUV que no necesariamente son de alta gama, con lo cual también se aminoran los costos.
“Acapara el blindaje nivel 3 en ciudades, mientras que en estados del norte del país o en entidades como Guanajuato, Michoacán, Nuevo León, Baja California aumenta el blindaje nivel 4 y 5 por el otro tipo de inseguridad a la delincuencia urbana”, refirió José Luis al señalar que en cuanto a los precios del nivel 3, en empresa reconocidas o miembros de la Asociación oscilan entre 33 mil y 43 mil dólares, mientras las SUV entre 35 y 45 mil dólares, los cuales pueden variar dependiendo del alza de los materiales.
Alerta sobre “pirataje”
Además de la alta incidencia en el aseguramiento por parte de las autoridades a los grupos criminales de vehículos con blindajes artesanales, conocidos como “monstruos”, y el alza generalizada de precios en materiales, la industria también enfrenta casos de lo que el directivo del AMBA denominó como el “pirataje” del blindaje.
“A empresas asociadas a la AMBA han llegado vehículos al servicio con materiales de mala calidad o bien materiales apócrifos relacionados con los que importamos aquí y no tienen ninguna certificación. Es un “pirataje” de los materiales o que vienen falsos o de mala calidad eso merma al usuario porque le genera desconfianza, opaca a la industria y no protege en su totalidad al usuario”, advirtió.