Después de monitorear casi mil millones de estrellas durante una década, un equipo de investigación encontró un nuevo tipo de estos objetos en el centro de la Vía Láctea, y les pusieron el apodo de “viejas fumadoras”. También encontraron una multitud de estrellas jóvenes a las que llamaron “bebés chillonas”.
Las condiciones en las que se hizo esta investigación hicieron posible la detección de este nuevo tipo de estrellas, por un lado, por los 10 años que duró el estudio, y por otro porque no se hizo a partir de la luz visible, que es bloqueada por las grandes cantidades de polvo y gas que hay en la Vía Láctea, sino a partir de la luz infrarroja, que puede atravesar esas nubes.
De los nuevos tipos de estrellas, las bebés chillonas fueron las menos sorprendentes, ya que en realidad no son nuevas sólo que se han observado raramente; pero el equipo internacional encabezado por Philip Lucas, de la Universidad de Hertfordshire, logró detectar decenas de ellas. Se trata de estrellas recién nacidas o protoestrellas, que tienen estallidos extremos que pueden durar meses, años o hasta décadas, como parte de la formación de nuevos sistemas solares.
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Las bebés chillonas
Las protoestrellas eran el verdadero objetivo del estudio, en el que participan investigadores de 17 instituciones de seis países y que se publica hoy en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, y el equipo descubrió 32 protoestrellas cuyo brillo, cuando estallaron, aumentó al menos 40 veces y, en algunos casos, hasta más de 300 veces.
“Estos estallidos ocurren en el disco de materia que gira lentamente y que está formando un nuevo sistema solar. Ayudan a crecer a la estrella recién nacida en el medio, pero dificultan la formación de planetas”, señala Zhen Guo, actualmente investigador de la Universidad de Valparaíso en Chile.
También admite, en un comunicado de prensa de la Universidad de Hertfordshire, que “aún no entendemos por qué los discos se vuelven tan inestables”, pero las nuevas observaciones podrían esclarecer eso.
Fumadoras sorprendentes
La sorpresa de la investigación fueron las 21 gigantes rojas encontradas cerca del centro de la Vía Láctea, con un brillo muy tenue y con cambios ambiguos durante los 10 años que duró el estudio.
“Estas estrellas ancianas permanecen en silencio durante años o décadas y luego expulsan nubes de humo de una manera totalmente inesperada”.
Dante Minniti, de la Universidad Andrés Bello de Chile
Lucas añade que “la materia expulsada de estrellas viejas desempeña un papel clave en el ciclo de vida de los elementos, ayudando a formar la próxima generación de estrellas y planetas”.
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