A medida que Siria se acerca a las primeras 72 horas de los sismos que arrebataron miles de vidas, la esperanza se desvanece. Al bloqueo occidental, se suman los cierres carreteros, la suspensión de vuelos por daños en las pistas de los aeropuertos y las bajas temperaturas que dificultan la remoción de escombros y el rescate de los damnificados.
“Fue peor que el bombardeo, peor que los aviones de combate. Cuando los jets vienen, los escuchas, sabes que vienen, puedes esconderte. Con el terremoto, no sabes cuándo va a golpear”, detalló Um Hadi, refugiada siria, a Al Jazeera. “Ya hemos pasado dos noches sentados en sillas afuera, en el frío, sin dormir ni un minuto. Somos refugiados sin hogar una vez más. El municipio puso unas carpas para que la gente las use como refugio, pero no nos ha llegado ninguna ayuda, nadie ha venido a ayudarnos”, puntualizó.
La situación gubernamental también juega en contra de los afectados. Las áreas más afectadas se dividen entre el territorio controlado por el gobierno y las últimas zonas en control de la oposición, lo que ha hecho saltar algunas quejas de la distribución desigual de la poca ayuda que ha llegado.
Ante la falta de movilización internacional, decenas de periodistas sirios se manifestaron en el cruce de Bab al-Hawa, uno de los corredores principales que da acceso al país, y denunciaron que las carreteras se han abierto para dejar pasar carrozas fúnebres, pero no para la ayuda humanitaria.
Panorama desolador. De acuerdo con lo que dijo en conferencia esta mañana Iman Shankiti, representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la República Árabe Siria, por el tiempo transcurrido y las condiciones climáticas es difícil que se puedan encontrar personas con vida.
Según informa el Ministerio de Salud sirio, al momento se han registrado dos mil 54 heridos y 4 mil 250 personas muertas en las principales ciudades afectadas; sin embargo, “estamos muy preocupados”, dijo Shankiti, por lo que estará sucediendo en áreas que el temblor hizo inaccesibles para el transporte.
La representante de la OMS dijo que es importante hacer notar que el sistema de salud ha estado bajo presión durante los últimos 12 años, a lo que se suma que muchos hospitales sufrieron daños estructurales y no pueden recibir pacientes y la falta de agua potable, aunque se está haciendo lo posible por distribuirla entre la población.
Por su parte, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, agregó que el frágil sistema de salud sirio, además de la presión por los años de conflicto armado, se ha enfrentado a brotes de sarampión y cólera.“Desde finales de agosto, se han notificado unos 85 mil casos de cólera en la República Árabe Siria”.
El doctor Tedros aprovechó para comentar que Siria “es solo uno de los 30 países que reportaron brotes de cólera el año pasado” y que se estima que más personas murieron en el mundo el año pasado a causa de esta enfermedad, ocasionada sobre todo por la falta de agua potable, que en los cinco años anteriores juntos.
SIGUE LEYENDO:
Terremoto suma 11 mil 200 víctimas mortales en Turquía y Siria