Las frutas, granos y verduras son parte de los grupos alimenticios que aportan mayores beneficios a la dieta humana, pero su poder nutritivo ha ido decayendo significativamente en los últimos 30 años debido a modificaciones genéticas en estos cultivos, que ponen en riesgo la salud de millones de personas alrededor del mundo.
Un equipo del Instituto de Investigaciones en Biocomunicación de Wichita, en Kansas, analizó las series históricas nutricionales que guarda el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés) para 43 cultivos primordiales en la alimentación básica en ese país. Los resultados revelan que seis nutrientes básicos se han reducido de manera constante desde 1950. Por ejemplo, la riboflavina o vitamina B2 —que juega un papel determinante en la salud de tejidos y mucosas del cuerpo humano— ha tenido una caída de 38% desde que la USDA guarda registró de estos valores.
Otros nutrientes que han reducido su proporción en frutas, vegetales y granos son el calcio, fósforo, hierro y vitamina C; así como proteínas generales que daban a estos alimentos un lugar primordial para mantener un desarrollo saludable, pero que según este análisis han perdido más de seis puntos de aporte dietético hasta la última medición hecha por este equipo.
Los investigadores sugieren que esta disminución de nutrientes se debe a la falta de variedad genética de las semillas, que cada década han perdido terreno frente a los granos modificados que ofrecen mayor resistencia a plagas o condiciones del clima, a cambio de reducir la diversidad de estas cosechas.
Análisis elaborados de manera específica a ciertos alimentos, como la espinaca o el maíz, han mostrado una importante reducción de nutrientes entre los cultivos que no tienen rotación constante de semillas, o bien utilizan granos con un mayor número de modificaciones genéticas.
