Con los datos de inflación que se conocieron el martes y ahora un aumento más alto de lo que se anticipaba en las ventas minoristas, la política monetaria de Estados Unidos podría ser más agresiva para desinflar los precios por medio de la restricción al consumo y por consecuencia sería un golpe bajo a las exportaciones mexicanas, que dependen en un 80 % de la demanda estadounidense.
Las ventas al menudeo aumentaron un 3 % mensual, lo que explica en parte que la inflación de enero, que aunque desaceleró no lo hizo como se esperaba. Los analistas anticipaban que las ventas al menudeo avanzarían un 1.8 % mensual, asimismo, la inflación previeron se situará en 6.2 %, pero fue de 6.4 %, y aunque bajó la velocidad de manera mensual no fue al ritmo esperado.
Lo anterior le dio una sacudida al peso mexicano, aunque los inversionistas siguen buscándola como moneda de refugio y ello le ayuda a aguantar el embate de un dólar que se fortalece tras la divulgación de las cifras de ventas. El tipo de cambio fluctuó en la sesión entre un máximo de 18.75 y un mínimo de 18.50 pesos por dólar, pero terminó la divisa estadounidense con un aumento de 0.38 %, a 18.58 unidades, 7 centavos más que ayer.
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La semana pasada, el Banco de México subió su tasa de interés a un histórico 11 %, lo que hace cada vez más caros los créditos a los consumidores, una medida que busca limitar el gasto y por consecuencia que los precios dejen de aumentar por la ley de la oferta y la demanda; sin embargo, aunque los créditos son más caros, el mayor impacto de la inflación proviene de los alimentos y estos en raras ocasiones se compran con crédito, más bien los adquieren con los ingresos diarios, semanales o quincenales.
Pero del lado positivo, hay un aumento en la demanda de papel gubernamental por ser más atractivo para invertir, lo que fortalece en parte al peso.
Una Fed más agresiva en los aumentos y en el tiempo de mantenerlos, es sinónimo de una recesión más severa, ya que rubros como el hipotecario y el de inicios de construcción ya están presentando comportamiento con dirección recesiva, pero otros rubros de consumo de bienes no duraderos están siendo solicitados cada vez más con un mercado laboral más robusto, una paradoja en la economía estadounidense.
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