Nuestro país ha dejado de surtirse de armas únicamente de Estados Unidos. El último reporte sobre el Estado de la Industria de Defensa en Canadá reveló que las compañías armamentistas de este país duplicaron sus ventas en América Latina desde 2018, lo que ha producido ganancias de hasta 252 millones de dólares tan solo el año pasado en esta región, en donde México destaca por su relación de libre comercio que permite un mayor tránsito de bienes de este tipo.
Los reportes también muestran un importante incremento en el número de armas canadienses que llegan a Estados Unidos, país que abarca 49.1% de todas las exportaciones que hizo Canadá durante el año pasado en este rubro, en donde un porcentaje considerable se pierde en el mercado negro y termina en México.
Uno de los principales bienes de exportación de este país son los vehículos de combate de todo tipo, que tan solo el año pasado reportaron una ganancia por encima de los 2 mil 400 millones de dólares, cifra que representa una quinta parte de todos los ingresos que Canadá obtuvo por la venta de material de defensa.
En el caso de México, la organización Brigadas Internacional de Paz (PBI por sus siglas en inglés) señaló que la empresa armamentista canadiense Terradyne vendió vehículos blindados de alto poder a instituciones de seguridad pública en México que tenían incontables denuncias por violaciones a los derechos humanos de ciudadanos y migrantes.
PBI documentó que cuando el Grupo de Reacción Operativa Metropolitana de Saltillo (GROM) adquirió al menos dos vehículos Gurkha LAPV, la marca de Terradyne para sus patrullas de combate en su versión de blindaje ligero o LAPV, enfrentaba múltiples denuncias por violaciones graves a derechos humanos interpuestas por una docena de organizaciones civiles.
Terradyne también ha vendido este tipo de vehículos —con un precio superior a los 150 mil dólares—, a las fuerzas civiles de Nuevo León y Veracruz, así como a la Secretaría de Seguridad Pública del municipio neoleonés de Guadalupe.
