Los expresidentes del extinto Instituto Federal Electoral (IFE), Luis Carlos Ugalde, José Woldenberg y Leonardo Valdés advirtieron por los riesgos que podría enfrentar la democracia mexicana en caso de que la reforma electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador sea aprobada.
Fue durante el foro organizado por el Frente Cívico Nacional que se establecieron las diversas aristas de la iniciativa presidencial, como lo es el coartar parte del financiamiento a partidos y la mutación del Instituto Nacional Electoral (INE).
Leonardo Valdés, quien fue presidente del IFE entre 2008 y 2013 – con lo que fue el último presidente del instituto – señaló que el hecho de que se elimine el financiamiento ordinario implicaría que los partidos busquen dinero en otros sectores.
Indicó que la iniciativa señala que los partidos políticos cuestan cerca de 11 mil millones de pesos, cuando, en una revisión al Presupuesto de Egresos de la Federación, se destina más de 5 mil millones.
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Otro punto que destacó es el acceso a radio y televisión, proponiéndose la reducción de 48 a 30 minutos el tiempo para partidos. Indicó que el tiempo que se retiró es principalmente el destinado a la autoridad electoral, tiempo que concesionarios buscarán comercializar, lo que de principio plantearía una inconstitucionalidad.
Mientras que, respecto a la creación del Instituto Nacional de Elecciones y de Consultas, Leonardo Valdés consideró que se trata de una iniciativa “que no tiene ningún sentido”; mientras que en el fortalecimiento al Tribunal, añadió, no hay propuestas para logarlo.
Por su parte, José Woldenberg, presidente del IFE entre 1996 y 2003, consideró que lo que se busca con la reforma electoral es mermar la autonomía de las instituciones electorales para alinearla a la “voluntad oficial”.
Señaló que la propuesta para que el Presidente, la Cámara de Diputados, el Senado y la Suprema Corte de Justicia de la Nación proponga a los consejeros del nuevo organismo no debe realizarse, pues es el partido oficial quien lidera en dos de los tres poderes de la Unión.
“No se requiere ser demasiado sagaz, para ver que el Presidente de Morena y que en las cámaras ese partido es mayoritario, pero, además, los candidatos consejeros tendrían que hacer campaña en todo el país y los únicos aparatos que pueden hacer eso son los partidos”, indicó.
Acotó que la reforma plantea que todo lo relacionado a lo electoral sea centralizado, “como si no fuéramos una República federal”.
Por su parte, Luis Carlos Ugalde, presidente del IFE entre 2003 y 2007, indicó que los estudiosos de las transiciones políticas llegaron a pensar que el cambio lineal llegaría en el año 2000, con lo que se pensaría que la transición daría paso a la “felicidad”.
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Otros más, indicó, consideraron que ese proceso terminaría cuando la izquierda finalmente gobernara, con lo que el corte sería 2018. Ante ello, indicó que posiblemente México deberá esperar a una tercera alternancia para poder decir que el proceso institucional democrático mexicano ha mostrado su fortaleza y la democracia en su fase de transición ha concluido.
Luis Carlos Ugalde indicó que actualmente se está ante dos visiones de la democracia, una es la construida durante 40 años, de tipo representativa con características liberales; otra más que responde a lo que se conoce a una democracia populista, la cual busca usar el poder para transformar la realidad.
En ese sentido, consideró que se necesita es emprender batallas, como lo son la de la memoria, la de la legalidad, la de la autocontención democrática, la del presupuesto, la del nombramiento de consejeros electorales, la de la aceptación de resultado en 2024 y la pacífica en las calles. CJG
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