Lo que ha sucedido en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde se han violado los estatutos vigentes para nombrar un director y cambiar las normas internas, sería “un experimento” para eventualmente controlar a la UNAM, señaló hoy el doctor en derecho Javier Martín Reyes.
En la mesa redonda La universidad en Venezuela, México y Nicaragua: ¿en el ojo del huracán?, organizado por la asociación venezolana Aula Abierta, expertos y representantes de centros universitarios, a los que se sumaron delegados de Cuba, denunciaron y analizaron los problemas de estas instituciones ante gobiernos autoritarios.
En su participación, Martín Reyes, académico del CIDE, comentó la hipótesis de que en México el presidente Andrés Manuel López Obrador “se ha dado cuenta que una manera de controlar las críticas que se hacen al gobierno es controlando a las universidades”.
El investigador considera que al ser el CIDE una institución relativamente pequeña está sirviendo de experimento, pues “al Presidente le interesa el control de otras instituciones como la UNAM”, donde el próximo año se va a renovar a la rectoría.
Por su parte, Carlos Heredia, también académico del CIDE, comentó que “hay en México una ruta de intervención, captura y me atrevería a decir destrucción institucional” de las voces y centros de investigación que “representan al pensamiento crítico” y que “no hacen eco” al “pensamiento único”.
Heredia detalló que esta ruta consta de cuatro pasos. El primero es “hacer acusaciones de corrupción sin fundamentos ni pruebas e incluso sin investigación”. Reyes mencionó que este fue el caso de los fideicomisos de los centros públicos de investigación, que les permitían obtener recursos además de los escasos provenientes del Estado (mismos que se habían recortado previamente), pero que fueron eliminados con acusaciones de corrupción que no se han probado.
El segundo paso sería “el escalamiento de las acusaciones mediáticas a las instancias criminales”, donde el caso más dramático ha sido la acusación a 31 investigadores y administradores de ciencia; el tercero, “negar la realidad”, que en el caso del CIDE ha sido no aceptar que la mayor parte de los estudiantes están becados y acusar a la institución de neoliberal y conservadora, y el cuarto, etiquetar a los académicos de opositores político partidistas.
Por su parte, David Gómez Gamboa, director de Aula Abierta, tras señalar que sin libertad académica no hay democracia ni desarrollo posibles, comentó que “los universitarios críticos son sujetos que requieren especial protección”, igual que los periodistas y los defensores de derechos humanos.
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