En los últimos días, la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) ha sido objeto de una intensa controversia legal que plantea cuestionamientos sobre la supuesta legitimidad de sus operaciones desde el 2022. Las revelaciones recientes han arrojado dudas sobre la legalidad de ciertas acciones emprendidas por la ANAM, generando un debate público sobre la necesidad de reformas y cambios estructurales. El foco de la polémica reside en la hipotética carencia de una ley que respalde las operaciones de la ANAM. Aunque cuenta con un reglamento interior, la Agencia, en teoría, no tiene legislación que la respalde, suscitando interrogantes cruciales sobre la validez de sus acciones desde su separación del Servicio de Administración Tributaria (SAT). Esta separación, realizada mediante cambios en el reglamento interior de la Secretaría de Hacienda y no mediante una modificación en su ley de origen, está ahora bajo un
escrutinio minucioso.
En respuesta a este escenario, han surgido dos propuestas fundamentales para abordar la situación. La primera aboga por la promulgación de una nueva ley para la ANAM, reconociendo la existencia de defectos legales en su funcionamiento actual. La segunda propuesta contempla la posibilidad de revertir la separación y devolver las aduanas al SAT.
En este contexto, propongo una tercera opción que aprovecha la coyuntura para establecer una dependencia independiente que fusione las responsabilidades de aduanas e inmigración. Este modelo, inspirado en el éxito de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, busca eliminar redundancias, optimizar recursos y fortalecer la coordinación entre estas áreas críticas. Este enfoque integrado ha demostrado ser altamente efectivo en diferentes partes del mundo, con ejemplos exitosos en Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Singapur, donde se ha logrado una gestión integral de aduanas y control migratorio bajo un mismo techo. Más allá de simplificar operaciones, este enfoque ha facilitado una colaboración más estrecha entre unidades, garantizando una supervisión efectiva de las fronteras y un flujo más seguro y eficiente de bienes y personas.
Ahora bien, es crucial destacar que bajo la administración del presidente López Obrador con la incorporación de las Fuerzas Armadas en la gestión fronteriza hace tres años, se tuvo un alza significativa en la incautación de armas, drogas y mercancía ilegal, contribuyendo a cifras históricas de recaudación que superan mil 150 mil millones de pesos este año.
Para respaldar estos esfuerzos, se ha destinado un considerable volumen de recursos y esfuerzos dentro del Plan de Inversiones de la ANAM. Se han contemplado 54 proyectos con una inversión cercana a 84 mil millones de pesos destinados a modernizar la infraestructura aduanera.
A pesar de estos logros, es imperativo también dirigir la atención hacia la tecnología para consolidar y optimizar aún más los procesos fronterizos. La implementación de tecnologías emergentes se presenta como clave para abordar los desafíos actuales y prepararse para el futuro.
Entre estas tecnologías se encuentran los eGates, sistemas automáticos de control de fronteras que utilizan datos biométricos para verificar la identidad del titular. Escáneres de Rayos X y corporales que son herramientas eficientes para la detección de sustancias ilícitas y materiales peligrosos. Además, los sistemas de cámaras con reconocimiento facial y tecnologías infrarrojas pueden mejorar la vigilancia en diversas condiciones.
La implementación de sistemas de detección de intrusiones perimetrales, la integración de radares en torres de vigilancia y el uso de vehículos tripulados y no tripulados son también componentes esenciales para fortalecer la seguridad y eficiencia en las fronteras.
Además de estas tecnologías más o menos convencionales, existen otras que se usan en otros sectores que pueden ser claves para mejorar el flujo comercial de las Aduanas. El blockchain, por ejemplo, ofrece una solución a los problemas de seguridad y transparencia. La cadena de bloques puede ser implementada para asegurar la integridad de los datos aduaneros, reduciendo la posibilidad de falsificaciones y mejorando la confianza entre las partes involucradas en la cadena de suministro. Un ejemplo de éxito a nivel mundial es la plataforma TradeLens respaldada por IBM y Maersk que utiliza blockchain para rastrear y documentar el envío de contenedores a lo largo de la cadena de suministro global.
La inteligencia artificial (IA), por otro lado, tiene el potencial de revolucionar la detección de mercancías ilícitas mediante el análisis de patrones complejos y el aprendizaje automático. La automatización de procesos mediante la IA no sólo acelera los procedimientos aduaneros, sino que también reduce la probabilidad de errores humanos.
En el ámbito de la computación, nos encontramos ante un salto cuántico literal en términos de capacidad de procesamiento. La resolución de problemas complejos en tiempo real, como la optimización de rutas y la gestión de inventarios, se vuelve posible con esta tecnología emergente.
Visualicen aduanas capaces de procesar enormes cantidades de datos en cuestión de segundos, proporcionando una visión sin precedentes de los flujos comerciales, pero también de personas.
En resumen, la situación actual de la ANAM, sumida en una controversia legal, ofrece una oportunidad única para reflexionar sobre el futuro de nuestras fronteras. La combinación de cambios administrativos, como la creación de una agencia conjunta de Aduanas e Inmigración, junto con inversiones estratégicas en tecnologías emergentes, puede allanar el camino hacia una gestión fronteriza más eficiente y preparada para los desafíos venideros. En este proceso de reflexión y reforma, es esencial considerar no sólo el presente sino las tecnologías avanzadas que están dando forma al futuro de nuestras fronteras, y cómo éstas pueden optimizar nuestras estructuras administrativas para maximizar la eficacia y responder de manera proactiva a los desafíos emergentes.
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