Se extrañan los sermones mañaneros

17 de Diciembre de 2024

Oscar Moha
Oscar Moha

Se extrañan los sermones mañaneros

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El 4 de junio del año pasado, justo dos días antes de que se renovaran 15 gubernaturas, mil 923 alcaldías, 30 Congresos locales y 642 diputaciones de mayoría relativa, el Presidente de la República declararía que era “cristiano”; fue una de sus últimas manifestaciones religiosas a las que ya estábamos acostumbrados, sobre todo en las conferencias matutinas.

Aquél viernes usó unos minutos para decir “lo que yo practico tiene qué ver con Jesús Cristo porque yo soy seguidor del pensamiento y de la obra de Jesús, creo que es el luchador social más importante que ha habido en el mundo, en la tierra”. Luego dio una breve explicación de lo que para él significa ser “cristiano” y hasta mencionó estadísticas del censo sobre religión en México.

A partir de esa fecha, el Presidente no había insertado en sus intervenciones temas de culto público, como lo hizo sistemáticamente durante los dos primeros años de su mandato. Los expertos coinciden en señalar que fue por sugerencia de sus estrategas y asesores políticos, a quienes no muchas veces toma en cuenta, pero que con insistencia le hicieron ver que el tema le estaba restando puntos para con el catolicismo, que sigue siendo la primera fuerza político religiosa en México.

Roberto Blancarte Pimentel, autor del libro -junto con Bernardo Barranco Villafán- “AMLO y la religión. El Estado laico bajo amenaza”, me comenta que con sus parábolas y citas sagradas AMLO estaba adquiriendo una imagen a partir de una cercanía con una minoría que no le redituaba políticamente. “En el fondo, Andrés Manuel López Obrador es más católico que cristiano (evangélico). Y es que se da cuenta que en el país los católicos son más del 80 por ciento”.

El también sociólogo, historiador y experto en religión señala que el Ejecutivo está haciendo un discurso más ligado a la teología de la liberación, que a un mensaje evangelístico, probablemente porque eso le trae simpatías para con lo que él llama “el pueblo”.

En la misma tesitura, Mariana Molina Fuentes, Doctora en Ciencias Sociales del COLMEX estima que probablemente el Presidente de la República haya recibido muchas críticas por sus frases relacionadas a su experiencia espiritual, “o quizá ya no le es necesario hacer las referencias bíblicas para generar un vínculo popular y llano, pero desconozco si hay una convicción auténtica, o es una estrategia política que ya caducó”. Al tabasqueño no le importa mucho el uso de la simbología bíblica en un estado laico, según sostiene la también Coordinadora de la Cátedra Extraordinaria Benito Juárez” sobre laicidad.

“Después de la Guerra Cristera hubo un respeto a las leyes que salvaguardaron el Estado Laico y los gobiernos subsecuentes no han dado la importancia prioritaria a ello… las autoridades no hacen nada para evitar esos desvíos legales, mientras que las sanciones son laxas y por ello no se respetan las leyes”, dice la especialista en temas de sociología religiosa.

Había dos personajes que aplaudieron los improvisados sermones mañaneros en Palacio: el sacerdote y activista Alejandro Solalinde Guerra y el pastor Arturo Farela Gutiérrez, líder de la Confraternidad Nacional de (máximo 100) Iglesias Cristianas Evangélicas, a quienes los mismos que insinuaron al tabasqueño eliminar la terminología religiosa en actos públicos, “instaron” a ambos gurús de Palacio vincular a AMLO con cuestiones que no son de este reino… y por eso el silencio forzado.

PALABRA DE HONOR: El expresidente de EU, Donald Trump, narró el pasado sábado cómo hizo para que el gobierno de López Obrador obedeciera su orden de que 28 mil elementos de las fuerzas armadas mexicanas bloquearan el paso migratorio hacia EU… “Nunca he visto a nadie doblarse así”, dijo en referencia al tabasqueño, quien por cierto no desmintió al estadounidense de quien sólo expresó: “me cae bien… aunque es capitalista”.

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