Al igual que los médicos, enfermeras, camilleros y demás personal que atiende a los pacientes en hospitales, los Ministros de Culto también asisten a sus fieles durante esta pandemia: los visitan en centros hospitalarios, penitenciarías, hogares, o bien algunos de ellos recibieron en sus casas a los que necesitaban el aliciente espiritual. Por ello, pastores y sacerdotes han sido contagiados con el Covid-19. Algunos sobreviven con los cuidados respectivos, se recuperan y pronto estarán trabajando nuevamente, otros fallecieron con un “cuadro atípico de neumonía”.
La Iglesia Católica informa que 5 de sus sacerdotes han fallecido durante esta contingencia. Fue la primera Asociación Religiosa que recomendó suspender sus cultos y otras actividades a nivel nacional. Para evitar contagios ordenó el cierre de sus templos desde el 16 de marzo. Sin embargo, en zonas de la Ciudad de México y Zona Metropolitana, así como en Municipios del Estado de México, Chiapas y Puebla continuaron las peregrinaciones y los festejos, principalmente durante la Semana Santa.
Los pastores evangélicos se han caracterizado por visitar continuamente hospitales, cárceles, centros de trabajo, oficinas de la policía para atender las demandas espirituales no sólo de sus fieles, a veces ministrando a quienes nunca han visto. Durante el confinamiento, la mayor parte de ellos cumplieron con el ordenamiento gubernamental de guardar la “sana distancia” y decidieron no llevar a cabo cultos dominicales, aunque la vocación de atender y servir no se limitó precisamente al acercamiento en las redes sociales. Hasta el momento se conoce que 63 de ellos están infectados de coronavirus y por varias fuentes se han contabilizado 12 defunciones, en su mayoría Ministros de la tercera edad que dejaron con síntomas a familiares cercanos.
Algunos de los pastores se infectaron por no haber guardado las debidas precauciones, como el caso de “Arturo”, quien vivía en la ciudad fronteriza de Tijuana, uno de los municipios que más número de personas con Covid-19 han reportado en México. Su congregación es de 200 miembros, aproximadamente. Era el dirigente de una Iglesia independiente carismática. Viajó en abril varias veces a San Diego, Estados Unidos, para ser entrevistado en un canal cristiano de radio. Uno de los locutores dio positivo e infectó a sus compañeros, incluyendo al pastor, quien desestimó la alerta y era asintomático. En menos de dos semanas lo que parecía un simple resfriado se convirtió en neumonía. Su familia recibió las cenizas y hoy su esposa queda a cargo de la Iglesia.
Caso distinto es el de “Román”, ministro de una Iglesia Bautista en el Estado de México, del Municipio de Ecatepec. Su hija “Elvia” es enfermera en una clínica del IMSS, quien resultó positiva la última semana de abril y a su vez transmitió el virus a dos de sus 3 hijos y a su papá, el pastor. “Román” había sufrido un infarto en octubre del año pasado lo cual le trajo complicaciones durante su estancia en el hospital. Después de estar intubado durante 4 días falleció. Su esposa presentó síntomas y se hizo la prueba, la cual resultó negativa, pero se le ha complicado obtener una segunda opinión médica pues presenta un cuadro típico de coronavirus.
Mientras, otro pastor que murió la semana pasada fue infectado a domicilio: una de las líderes de su congregación pasó a visitarlo, pues sabía que la diabetes le había ocasionado pérdida de peso y ceguera temporal al líder religioso. Dos días después de la visita, ella dio positivo y fue internada. El pastor “José Juan” vivía con sus hijos, quienes lo llevaron a urgencias del ISSSTE en Tabasco, donde perdió la vida dos días después. El coronavirus no respetó. Uno de sus hijos y dos nietas se recuperan en casa, pues también sufrieron las consecuencias de la inoportuna entrevista con su ayudante.
Se conoce que hay aproximadamente 63 pastores que están en cuarentena en varios Estados del país, sobre todo en Morelos, Chiapas, Chihuahua, Baja California, Estado de México y en la CDMX. Unos se recuperan en sus domicilios, otros en hospitales. La mayoría casados con hijos menores de edad.
Los líderes religiosos desean, igual que los comerciantes y prestadores de servicios, que los templos en México sean reabiertos a la brevedad, porque una de sus principales fuentes de ingresos son precisamente esos sitios de reunión, donde las ofrendas, diezmos, limosnas y primicias han dejado de llegar desde hace dos meses, lo que representa una pérdida no sólo en el ánimo religioso, sino además económico.
PALABRA DE HONOR: La Secretaría de Gobernación fusionó las Direcciones de Asuntos Religiosos, Prevención Social del Delito y Reconstrucción del Tejido Social. Ahora se llamará “Unidad de Asuntos Religiosos, Prevención y la Reconstrucción del Tejido Social”, que dependerá de la Subsecretaria Diana Álvarez Maury.