El Sínodo General de las Iglesias Protestantes en Países Bajos reconoció que, por una “errónea lectura e interpretación bíblica”, propiciaron el antisemitismo y la legalización de la esclavitud, por lo que el mismo rey William Alexander ofreció una disculpa por la “participación histórica de Holanda” en el sometimiento, la opresión y el cautiverio de miles de personas y los efectos que todavía tiene en la actualidad.
Durante el 160 aniversario de la abolición de la esclavitud, a principios de este mes, René de Reuver, secretario de las Iglesias Protestantes de Países Bajos, dijo en un evento donde se reunieron 19 denominaciones que se declaraban “culpables” por el papel que jugaron los evangélicos al fomentar ese mal. “Como iglesias contribuimos a la perpetuación de la esclavitud, porque a través de nuestra teología justificamos el abuso de las personas… el antisemitismo es un pecado contra Dios y contra las personas. La Iglesia Protestante también es parte de esta historia pecaminosa”, comentó.
Y es que, según cálculos de historiadores y sociólogos, al menos 600 mil personas, incluyendo mujeres embarazadas, niños y ancianos, fueron explotados entre los siglos XVII y XIX por mercaderes neerlandeses, obligándolos a trabajar en condiciones infrahumanas en plantíos de café, azúcar y tabaco, así como en minas, o como esclavos personales, que venían principalmente de África hacia el Continente Americano. Holanda lucró con la venta y trueque de humanos a los que sometieron a brutalidades extremas.
En aquél entonces las Iglesias Evangélicas, y sus líderes, no sólo avalaron la esclavitud sino que además la justificaron bíblicamente y la fomentaron, al grado de que los mismos pastores extendían permisos y la exculpación para que sus feligreses traficaran con personas, vendiéndolos en América Latina: “iban por ellos a países africanos y asiáticos, los capturaban como animales; los niños, las señoritas y los hombres robustos eran los más cotizados, los primeros eran preferidos para prácticas sexuales… y los pastores lo sabían”, dicen las crónicas.
Los Ministros de Culto también reconocieron su “omisión espiritual” durante el Holocausto, al negar la ayuda a los judíos en la Segunda Guerra Mundial, a quienes consideraron “humanos sin derechos”. La pastora Rosaliene Israel, de la Iglesia Protestante de Ámsterdam, invitó a las congregaciones a asumir su responsabilidad “que va más allá de disculparse y preguntar si en la actualidad van bien las cosas”.
En México, también la errónea interpretación bíblica y la corta visión socio-moral por parte de actores religiosos que se asumen como “fundamentalistas” o “conservadores” insisten en hacer marchas y eventos en contra de los derechos de la comunidad LGBTQ, creando un clima de linchamiento que lamentarán cuando se den cuenta de que también son ciudadanos de la República, con todos los derechos que la Constitución otorga.
PALABRA DE HONOR: En Kenia van 402 muertos por un “ayuno extremo” obligatorio que el pastor Paul Nthenge Mackenzie, de la Iglesia Internacional de Buenas Nuevas, impuso a sus fieles para que pudieran “ver a Jesucristo”. Más de 600 personas siguen desaparecidas, mientras las autoridades continúan descubriendo cadáveres enterrados clandestinamente en una región conocida como Shakahola. Al menos 117 de los muertos eran menores de edad y tenían señales de estrangulamiento.