Parte sustancial del clero católico y un grupo de evangélicos que llamaron a votar a sus feligreses por la candidata Alejandra del Moral Vela en el Estado de México perdieron en esta elección. Ambos grupos religiosos se entrevistaron en repetidas ocasiones con la abanderada de la coalición del PRI, PAN y PRD para reiterarle -en corto- su animadversión por Delfina Gómez, quien también les rechazó la oportunidad para dialogar.
Y es que las agendas de los grupos ProVida están muy distantes de lo que Morena y sus candidatos proponen a los mexicanos: despenalizar el aborto en todo el país, hacer del matrimonio igualitario una ley nacional, el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBTQ, la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, entre otros, que los ultraderechistas odian junto con quienes impulsan esta cultura.
En realidad, quien se abstuvo de reunirse con grupos católicos y evangélicos no fue la candidata de Morena, Delfina Gómez Álvarez, sino sus coordinadores de campaña: Higinio Martínez Miranda y Horacio Duarte Olivares, quienes la mal asesoraron en todo tiempo. Raro porque este último conoció de cerca el trabajo con migrantes que llevan a cabo los religiosos, lo que pudo aprovechar para tender redes de apoyo a favor de la maestra con los laicos y Ministros de Culto. Duarte sabe de la corrupción en las Aduanas y del ministerio que las Iglesias tienen con quienes desean llegar a Estados Unidos, pasando por México, en busca del sueño americano.
Aunque ambas contendientes por la gubernatura del Edomex son católicas, sólo Del Moral se reunió públicamente con pastores. A menos de 5 días de la elección, la candidata de La Alianza tuvo una reunión con evangélicos que se comprometieron a seguir hablando mal de Delfina en sus congregaciones, de manera velada e indirecta: continuar denostando al morenismo por promover “la cultura de la muerte, la desintegración de la familia original y los valores bíblicos”.
Esos pastores que acompañaron a la priísta saben de las bondades en especie y en efectivo que el partido tricolor -particularmente el Grupo Atlacomulco- repartió durante sexenios a los de su gremio en municipios como Ecatepec, Toluca, Chalco, Neza, Amecameca, Atizapán, Chimalhuacán, entre otros, sobre todo en los sexenios de César Camacho, Arturo Montiel y Eruviel Ávila, sin mencionar al de Enrique Peña Nieto, donde vieron mermadas sus arcas pues la presión del clero para retirarles los subsidios se hizo institucional.
Otro grupo de pastores, ligados a la 4T, pidieron al INE que investigara a la priísta Alejandra del Moral por un presunto delito electoral, pues el pasado 10 de febrero llevaron a cabo un acto de campaña con alumnos del Centro de Bachillerato Tecnológico 2 de Metepec, a quienes “acarrearon” en contra de su voluntad. No son pocos los pastores simpatizantes del obradorismo más que de Morena, que prefirieron el cambio en el Estado de México. Son el voto duro que ha sabido ganar Andrés Manuel López Obrador en sus mañaneras cuando alude a La Biblia y al ejemplo de Jesucristo como su eje de gobierno.
A pesar de que ambos bandos apoyaron a su candidata directa e indirectamente, al final olvidaron convencer a sus feligreses, amigos y familiares a ejercer su voto de manera inteligente. El abstencionismo sigue siendo el rival a vencer, lo que seguramente será también un dique en la próxima elección presidencial.
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