Por razones éticas, morales, pero sobre todo religiosas, una buena parte del personal médico en hospitales hacen uso de la llamada “objeción de conciencia” para no participar activa o pasivamente en ciertas tareas, como llevar a cabo un aborto, hacer trasplantes de órganos o transfusiones de sangre, aplicar la eutanasia a pacientes con enfermedades crónicas y terminales e incluso realizar una vasectomía.
Y es que la mayoría de médicos, doctoras, especialistas y enfermeras que son “objetores de conciencia” lo hacen al amparo de su credo religioso, mayormente católico en México. Se calcula que hay hasta un 80% de ellos y ellas que son miembros o simpatizantes de alguna Iglesia, pero según datos del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, no existe en la actualidad un padrón de médicos y enfermeras a nivel nacional quienes aducen a este derecho.
La semana pasada concluyó el parlamento abierto en materia de “objeción de conciencia” que llevó a cabo la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, encabezada por el legislador de Morena Emmanuel Reyes Carmona, quien pertenece además a la “Iglesia del Dios Vivo, Columna y Apoyo de la Verdad”, mejor conocida como La Luz del Mundo.
Este grupo legislativo tiene la obligación de establecer un marco legal para que el personal médico en todos los hospitales del país pueda decidir cuándo pueden invocar la “objeción de conciencia”, sin que esto se traduzca en la negación de servicios, sobre todo cuando la vida de los pacientes esté en riesgo.
En el parlamento participaron 55 ponentes, desde académicos, investigadores, profesionales de la salud, filósofos, legisladores, activistas y Ministros de Culto. Al final, serán los diputados quienes redacten una ley suficiente que permita la atención de todas las personas que requieran servicios médicos, legal, sin vulnerar el derecho que tenemos los mexicanos para ejercer libremente la libertad de culto.
Para la doctora María de Jesús Medina Arellano, académica de la máxima casa de estudios, el problema es elemental: “desde los primeros semestres de la carrera de medicina se les advierte a los alumnos qué es un legrado, a quiénes se les practica de manera voluntaria y legal, y cómo se lleva a cabo, así que saben a lo que se atienen cuando rezan su juramento hipocrático. A la par, la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al decir que es inconstitucional la objeción para el personal médico (como legalmente está concebida hoy), no antepone ni contraponer el derecho a la salud al de la libertad de culto, sino que los hace iguales, por lo que los legisladores deben establecer parámetros y límites”.
Los objetores se están popularizando. Son más comunes los ciudadanos y ciudadanas que ya no quieren hacer el servicio militar, o tomar clases los sábados porque su religión les indica no hacerlo. En Estados Unidos y países europeos se han incrementado las demandas ante tribunales porque los religiosos se niegan a prestar algún bien o servicio a parejas del mismo sexo, a personas transgénero u homosexuales. La libertad conlleva a derechos y obligaciones, no sólo a exigencias.
PALABRA DE HONOR: El sábado pasado, un grupo de normalistas de Ayotzinapa se enfrentaron a la Guardia Nacional en la caseta de Palo Alto (Guerrero), quienes se apoderaron de un tráiler y lo lanzaron con el motor prendido, pero sin conductor, hacia los uniformados. La presidenta municipal de Acapulco, Abelina López Rodríguez dijo al respecto que “en términos estrictamente legales… no hay a quien acusar (porque) no hay evidencia de quién lo hizo…”. ¿Sabrá la alcaldesa qué son los Servicios Periciales?
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