México se sigue incinerando

7 de Noviembre de 2024

Oscar Moha
Oscar Moha

México se sigue incinerando

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La semana pasada no apareció el pastor Arturo Farela Gutiérrez, presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias (no más de 100) Cristianas Evangélicas para justificar o explicar los hechos violentos en contra de la población civil en Baja California, Chihuahua, Guanajuato y Jalisco. Al menos no acusó a la jerarquía católica de pretender “incendiar al país”, porque como dijo Mario Ángel Flores Ramos, director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), “México ya estaba incendiado”… y se sigue incinerando.

Mientras la Iglesia Católica ha criticado la nulidad de la estrategia presidencial para mitigar la violencia, Farela salió en defensa de la 4T -que le ha dispensado algunas plazas en la nómina federal para sus allegados y familiares cercanos- y acusó a una parte de la jerarquía eclesiástica de pretender “incendiar al país”. En respuesta, la Conferencia del Episcopado se dio a la tarea de buscar entre los evangélicos a pastores antifarelistas (que son miles) y que además estuvieran en contra de los “abrazos y no balazos” (que son cientos).

Reunidas estas dos características encontraron al pastor Cirilo Cruz Lázaro, presidente de lo que queda de la Confraternidad Evangélica de México (CONEMEX), que por cierto ostenta registro como “Asociación Religiosa” sin serlo. Cirilo se encargó de sondear a las Iglesias Evangélicas más representativas para firmar un comunicado difundido por la CEM, pero sólo logró reunir a líderes de menor calado dentro del pueblo cristiano y algunos firmaron el documento llamado “Mensaje Paz y Bien para México”, a título personal, y no a nombre de la Asociación Religiosa a la que pertenecen.

A principios de la década de los 90’s CONEMEX logró unificar al liderazgo cristiano evangélico más representativo de México: bautistas, metodistas, presbiterianos, pentecostales, adventistas, Asambleas de Dios, y miles de congregaciones independientes que lograron varios encuentros con el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari y funcionarios de su gabinete, logrando un papel fundamental en la elaboración de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.

En julio de 1994, en pleno proceso electoral, luego del asesinato de Luis Donaldo Colosio, CONEMEX encabezado por el pastor presbiteriano Juan Martínez Isáis, mantuvo pláticas con los candidatos a la Presidencia de la República Diego Fernández de Cevallos (PAN); Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (PRD); Cecilia Soto González (PT), y el único que se negaría a aceptar el diálogo con evangélicos fue el candidato del PRI, Ernesto Zedillo Ponce de León. También se distinguió por la denuncia nacional e internacional sistemática de los casos de intolerancia religiosa que se daban en Chiapas, Estado de México, Michoacán, Guerrero y Oaxaca.

El grueso de Iglesias Evangélicas en México se abstiene de suscribir las acciones y declaraciones tanto de Arturo Farela como de la CEM. Y es que ven en ellas un juego politiquero que en nada contribuye a la pacificación y erradicación de la violencia.

Tiene razón la alcaldesa morenista de Tijuana, Montserrat Caballero Ramírez, quien dio por hecho que los cárteles que operan en esa ciudad fronteriza cobran “derecho de piso” a empresas y particulares, lo que está institucionalizado no sólo en Baja California, sino en otras entidades donde líderes religiosos evangélicos y católicos también están dentro de la nómina de las bandas que trafican con drogas, personas y armas, y que sólo los valientes se atreven a denunciar.

PALABRA DE HONOR: Al parecer PRI, PAN y MC van solitos contra la profesora Delfina Gómez Álvarez, candidata de Morena, PT y Verde para la gubernatura del Estado de México. El pastel no lo piensan compartir, por lo que la ex titular de Educación Pública ya alista su discurso de toma de posesión en la entidad mexiquense.

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