Los religiosos son más felices

29 de Noviembre de 2024

Oscar Moha
Oscar Moha

Los religiosos son más felices

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La empresa de investigación de mercados Gallup acaba de publicar un estudio denominado Fe y Bienestar: la conexión mundial entre espiritualidad y bienestar, donde concluye que las personas practicantes de una religión tienen mejor calidad de vida que quienes se mantienen al margen, principalmente en países latinos como México, donde más del 85% de la población profesan el cristianismo en sus distintas modalidades.

A lo largo de 10 años, Gallup entrevistó en 152 países a 1.5 millones de personas en temas relacionados con la religión y la calidad de vida anímica que incluye emociones, vida social, optimismo, felicidad y moralidad. Los analistas sugieren que estos resultados deberán ser tomados en cuenta por médicos de la salud mental, pues la religión está relacionada estrechamente con el mejoramiento de vida de quienes padecen enfermedades psicosomáticas.

En nuestro país, el INEGI informa que 90.2 millones de personas se dicen católicas, mientras que 16.2 millones pertenecen a un credo distinto. Pero además se ha incrementado, en los últimos 5 años, el número de ciudadanos mayores de edad que no practican ninguna religión, o que salieron de alguna, sumando al menos 10 millones. Gallup dice en su análisis que los países latinos, donde mayormente se practica el catolicismo, los índices de felicidad y bienestar son altos.

El Ranking Mundial de la Felicidad 2023 nos ubica como el país número 32 en el globo terráqueo. Naciones como Finlandia, Dinamarca, Islandia, Israel, Países Bajos y Suecia, son los más felices del universo, según las estadísticas, y como dato curioso, en ellos prevalecen las religiones protestantes, por lo que Gallup sugiere a las naciones con menor índice de felicidad, tome en cuenta su estudio.

En nuestro país, no existen datos gubernamentales que correlacionen la salud física y mental con las creencias religiosas, quizá por la separación entre las Iglesias y el Estado. La laicidad impide la mezcla entre la labor del sector salud y el quehacer de los Ministros de Culto.

En este sexenio, la Secretaría de Gobernación, cuando su titular era Olga Sánchez Cordero, impartió un curso denominado Acompañamiento Emocional en contextos de Emergencia Humanitaria para Comunidades Religiosas, que pretendió capacitar a pastores, sacerdotes y líderes espirituales para que brindaran ayuda a quien así lo solicitara, pues el gobierno sabía que la pospandemia dejaría en la población ansiedad, tristeza, depresión, traumas psicológicos y otras enfermedades mentales con las cuales no se contaba con el personal suficiente para atenderlas de manera masiva, como ocurre.

Seguramente los datos que arroja Gallup no serán tomados en cuenta por el gobierno de México. Pero, no sería ocioso que el Consejo Nacional de Salud Mental revisara los protocolos, políticas y estrategias de países primermundistas que regularmente incorporan a sus terapias de rehabilitación a ministros de culto -de todas las religiones- para mejorar la vida de sus enfermos, en todas las áreas médicas.

PALABRA DE HONOR: Autoridades de Educación del gobierno del estado de México están alarmados con los índices de violencia que presentan alumnos de primarias y secundarias dentro y fuera de las escuelas. Están implementado talleres de sensibilización para padres de familia en muchos planteles, a petición de alumnos y profesores. El problema es grave y se agudiza.