Libros de texto, no son un peligro

23 de Diciembre de 2024

Oscar Moha
Oscar Moha

Libros de texto, no son un peligro

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El supuesto contenido de los Libros de Texto que “leerán” los alumnos de primaria y secundaria el próximo ciclo escolar desató la polémica en las Iglesias. Incluso Ministros de Culto me han llamado para saber si son ciertas las versiones de que a los jóvenes se les adoctrinará hacia el comunismo -tipo Cuba o Venezuela-, donde las libertades como la de culto, pensamiento, expresión y asociación estarían prohibidas por el Estado Mexicano.

A la mayoría de los pastores que me han solicitado datos, o una opinión al respecto, les he comentado lo mismo: no se preocupen, en México la cultura por leer no existe. Nuestro nivel de educación se mide por el tamaño de la pantalla plana o el número de pixeles de la cámara del celular y no por el grosor de nuestra biblioteca personal, o por el número de libros que escudriñamos por año.

Parte de la preocupación por perder libertades religiosas la están fomentando los grupos ProVida y anti AMLO que van en crecimiento, sobre todo en zonas indígenas y rurales del país, donde abundan los programas asistenciales, pero hay escasez de educación y comprensión en la lectura. Ahí, en promedio los Ministros de Culto no cuentan con la preparatoria terminada y sus feligreses se conforman con leer partes de La Biblia, siempre bajo la interpretación

única e infalible

del líder espiritual.

En comunidades indígenas de Chiapas, Guerrero y Oaxaca los pastores tienen lista la fogata que podría ser el destino final de los libros de texto cuando estos lleguen a manos de los alumnos de primaria y secundaria y el pastor dé la orden de que sean incinerados por el “contenido diabólico e inadecuado” que les han comentado llevan, según versiones de sus colegas líderes denominacionales.

La versión más reciente es que el adoctrinamiento de los jóvenes comenzará con la exaltación de regímenes socialistas que están a favor de la repartición igualitaria de la riqueza como una forma de eliminar el número de pobres para que “todos poseamos una casa, un auto y un trabajo”. Además de

exaltar las bondades

de la homosexualidad, el aborto, los matrimonios igualitarios y el erotismo desde temprana edad, eliminando así “el modelo original de familia que Dios creó”.

Sin embargo, estas preocupaciones se aminoran con los datos que arrojan algunos especialistas y el gobierno federal: mientras que en Francia y en Canadá un ciudadano lee en promedio por año 17 libros, en México sólo se leen menos de dos; solamente 8 de cada 100 estudiantes lograrán terminar una carrera.

De la UNAM se destacan estos datos: de los casi 226 mil egresados de las secundarias que hacen el examen para ser aceptados como alumnos sólo el 10% logran un lugar. Por ejemplo, para estudiar la carrera de medicina se seleccionó sólo a 220 de los casi 16 mil que presentaron el examen, el 70% de los reprobados obtuvieron menos de 5 de calificación; en contraparte, una de las carreras que demanda un promedio más bajo, como Trabajo Social, que acepta alumnos hasta con 5.1 de calificación, más del 90% de los aplicantes reprobaron el examen de los más de mil que lo sustentaron; es decir, el 80% de los que fueron aceptados para esta carrera están dentro de ella a pesar de haber reprobado el examen.

De ahí que, a pesar de que lleguen los libros de texto a manos de padres de familia, pastores y alumnos, lo más probable es que no se lean y queden en el estante donde se guardan los ejemplares que ni siguiera se hojean.

PALABRA DE HONOR: Por cierto, los datos de abandono escolar son preocupantes. Según el INEGI y la OCDE de cada 100 estudiantes, sólo 21 terminan la universidad, aunque después de la pandemia, especialistas indican que la calidad educativa bajó y la competitividad laboran de los egresados es menor en todos los ámbitos.

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