La Unidad de Inteligencia Financiera ha dado seguimiento a una nueva forma de triangular fondos, ocultar evidencias hacendarias y “lavar” dinero por parte de las llamadas Organizaciones sin Fines de Lucro (OSFL), incluyendo a las Iglesias de todas las denominaciones, que están exentas del pago de impuestos y por ende es fácil evadir u omitir en sus declaraciones aquellos ingresos por concepto de “limosnas”, “donativos especiales”, “ofrendas”, “diezmos” o como quieran llamarle a las cantidades que reciben de manera anónima.
Es decir, si en una reunión (culto, festejo o misa) religiosa se encuentra un sobre con cinco mil dólares en efectivo, los líderes religiosos pueden argumentar que el “donativo” sólo consistió en 3 mil pesos mexicanos y es lo que reportarán a Hacienda en su declaración mensual. El resto puede ir a parar a cuentas bancarias de familiares o prestanombres de los “beneficiarios”, y ese recurso bien podría provenir de fondos que usa la delincuencia organizada, para “lavar” tanto dinero como pecados, de manera simultánea.
Este mecanismo que ha sido utilizado por años ya tiene seguimiento en la oficina del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y de la UIF que intercambian datos sobre la defraudación fiscal y delitos federales que van desde la evasión hasta la complicidad con bandas internacionales dedicadas no sólo al tráfico de drogas y personas, sino hasta terroristas que han hecho de Asociaciones Religiosas un “cajero celestial” donde pueden depositar para después retirar en efectivo o en especie.
No es raro ver a jerarcas con trajes importados, autos último modelo, escoltas y residencias en zonas exclusivas, no siempre producto de la generosidad de sus seguidores, sino de la escasa supervisión y preparación de las autoridades en materia religiosa y los “beneficios” fiscales que las Iglesias tienen de parte de Hacienda que contribuye a la corrupción de los líderes y contadores para que sus dineros ingresen y salgan limpiamente desde las arcas espirituales.
La UIF detectó que líderes de Iglesias como la del Dios Vivo Columna y Apoyo de la Verdad, mejor conocida como “Luz del Mundo” -que dirige desde la cárcel Naasón Merarí Joaquín García, detenido en junio de 2019 en Estados Unidos- hacían compras y ventas con fines de lucro, actividades que por ley están prohibidas para las OSFL’s y además evadieron el pago de los impuestos correspondientes amparándose bajo la Ley que les exime de cargas fiscales.
Otros obtuvieron ganancias con los rendimientos que bancos y casas de bolsa les redituaron en sus cuentas institucionales o personales, y dolosamente también omitieron el pago del impuesto correspondiente a las operaciones financieras que en ocasiones se realizaron desde de las oficinas de los religiosos en países considerados “paraísos fiscales”.
Por eso es que el pago de tarjetas bancarias, los depósitos en cuentas personales de los líderes, la adquisición de vehículos blindados e inmuebles en zonas residenciales (ofrecidas o adquiridas a bajo costo, para no despertar sospechas), el pago de cantidades inusuales en centros comerciales se han vuelto objeto de denuncias ante la Fiscalía General de la República, que ya cuenta con nombres y cifras de los probables responsables, primeramente de la evasión de impuestos y hasta de “lavado” de recursos de procedencia ilícita.
Se sabe de La Luz del Mundo, pero no es la única, ni son todas. Hay que ver los recursos que manejan otras Iglesias y sus lujosos inmuebles; el pago de tiempos en medios informativos que contratan otras; los giros que operan a través de instituciones educativas privadas u organismos de la sociedad; las limosnas empresariales que pretenden la exención de impuestos; aquellas cuyos Ministros de Culto traen escolta personal y utilizan vehículos último modelo para trasladarse del templo a su casa… en fin.
En Iglesias Evangélicas del norte-centro del país, pastores se han dejado llevar por el amor al dinero. Está el caso de un líder que empezó su Iglesia con 40 personas y a los 5 años llegó a tener más de 2 mil en un solo culto. Cuando los traficantes le pidieron oficiar matrimonios en zonas residenciales al principio se negó, pero después al pastor y a sus hijos se les veía en los mejores clubes de la zona a bordo de autos Land Rover. Cuando se descubrieron las aportaciones que le hacían en efectivo, el pastor y su familia decidieron huir y fundar otra Iglesia, pero en Estados Unidos. Dicen que tiene orden de aprehensión, pero eso sólo lo saben en la Fiscalía.
La culpa no es de los feligreses, sino de quienes los hacen sus líderes. “Son pastores fifís”, dirían en Palacio.
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