“¿Qué no está en la Biblia que hay que proteger al forastero, que no hay que matarlo?” preguntó en su conferencia mañanera el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 8 de julio. El cuestionamiento fue directo a los gobernadores antiinmigrantes de Estados Unidos, con especial dedicatoria al republicano de Texas, Greg Abbott, quien pretende reemplazar a Joe Biden en las próximas elecciones de noviembre.
El mandatario mexicano apela a la religiosidad de los estadounidenses, pues bien sabe que hay un 80% de ellos que tienen al Libro Sagrado en la cabecera de su cama, sean católicos o evangélicos, e influye en muchas de sus decisiones sociales, culturales y hasta políticas. Sin embargo, los republicanos tienen otros datos bíblicos: creen que Dios dio a cada ser humano una patria para trabajar, luchar por ella y que los extranjeros sólo deben estar “de paso” en una tierra ajena, y no permanecer en ella causando sangrías económicas, o influyendo en las decisiones que sólo son propias de los naturales del lugar.
AMLO también cuestionó la vida religiosa de los republicanos diciendo que “muchos son evangélicos (un 62%) o católicos (31%). ¿Y entonces por qué no cumplen con Las Escrituras? ¿Por qué esa hipocresía y ese doble discurso?”, preguntó. Estados Unidos es el país con mayor número de protestantes en el mundo. Según la última encuesta de Pew Research hay 163 millones. Igual que en México, el voto cristiano allá está atomizado, no todos a favor de republicanos o demócratas, pero ambos partidos tienen un “voto duro”, según la región de que se trate.
Para el Ejecutivo, las acciones y declaraciones de funcionarios republicanos que ven en los migrantes “un peligro” forman parte de una campaña “inmoral y politiquera”, por lo que a los mexicanos que residen en esa nación les pedirá que no voten por un partido o candidato que maltrate a quienes cruzan la frontera sin la documentación respectiva.
Los 38 millones de mexicanos que trabajan en EU dejan una derrama económica máxima en su historia: 17 mil 240 millones de dólares de enero a abril pasados, dos años de crecimiento consecutivo de remesas. Bueno, eso es del “dinero limpio” que se puede contabilizar, falta el que genera la venta y tráfico de todo tipo de drogas maquiladas en México, que van a consumidores vecinos.
En enero pasado, AMLO dijo que estas remesas constituyen “una bendición”. Y es que leyes republicanas, como la creación de un muro en toda la frontera que comenzó el ex presidente Donald Trump, o la repatriación masiva de connacionales, serían un golpe a la economía mexicana y por ello el tabasqueño apela hasta con el espíritu religioso que lo caracteriza para quedar bien en esta época de elecciones con Joe Biden y su partido. Después de noviembre volverá la amistad con Trump.
Los hispanohablantes son cada vez más influyentes en la Unión Americana. Según Pew Research (Encuesta Nacional sobre Latinos y Religión), la mayoría en esa nación siguen siendo católicos, pero la cifra disminuye rápida y sostenidamente (12 puntos porcentuales en los últimos 4 años), aunque otro sondeo llevado a cabo por Barna Group Research indica que la mayoría de los nuevos evangélicos se identifican más con los núcleos ProVida que con los librepensadores e Iglesias Históricas.
Hace bien el Presidente en pelar a la cultura bíblica estadunidense para conservar beneficios económicos de México, aunque el tema de la no intervención es otro asunto.
PALABRA DE HONOR: El llamado “Cártel Inmobiliario” que opera en la Alcaldía Benito Juárez ha dejado no sólo a dos exservidores públicos multimillonarios. Si la Fiscalía de la CDMX sigue el hilo descubrirá a una centena más en esa y otra demarcaciones de todos los niveles.