A principios de marzo pasado en Florida, se aprobó la “Ley del derecho de los padres sobre la educación” también llamada “Don’t Say Gay” que prohíbe hablar de orientación y conductas sexuales a menores de 9 años de edad en las escuelas, el símil mexicano de lo que sería el “Pin Parental”, un modelo que pretenden imponer grupos que se asumen como guardianes de la moralidad nacional.
En Texas, Luisiana, Mississippi y Florida (EU), los grupos derechistas radicales, como el Ku Klux Klan, han sabido manipular y conducir la moralidad, buenas costumbres y el “deber ser” hacia sus fines particulares. En esta última entidad, se encuentran cuatro parques temáticos de la firma Disney, el gigante del entretenimiento infantil que poco a poco ha insertado en sus mundialmente exitosas películas y series a personajes que rompen el estándar de lo convencionalmente correcto.
El año pasado, una coproducción Disney-Marvel incluyó al primer súper héroe abiertamente homosexual llamado “Phastos”, lo que dio paso a amenazas de parte de organismos y colectivos a favor de la heterosexualidad, como única fórmula válida de moralidad que organizaron un boicot nacional en contra de esas empresas, sin saber que hay “empelados, colegas, familias, narradores y fans” que integran la planta laboral (aproximadamente 75 mil) a favor de los derechos humanos”, según un comunicado de Disney.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis pidió al Congreso que se promulgue una ley para terminar con algunas exenciones
hacendarias de las que goza el complejo Walt Disney Word. Y es que en época de elecciones, los republicanos se convierten en moralizadores compulsivos de una sociedad donde lo mismo abortan católicas que evangélicas; demócratas que republicanas y existe la homosexualidad y el lesbianismo lo mismo en familias afrodescendientes que en las blancas.
El influyente pastor y telepredicador estadunidense Franklin Graham comentó que los grandes emporios tratan de “imponer su agenda”, a la par con activistas de la comunidad LGBTT y predijo que Disney tendrá “un fracaso moral, que le costará millones de dólares”. La fundación Graham, que en varias ocasiones ha llevado a cabo eventos “evangelísticos” en México, pretende imponer ese modelo de “cristianismo” en países latinos. Los ultraconservadores conciben el Evangelio como una negación a todo aquello que llaman “pecado social”: no al baile, no al alcohol, no al tabaco, no al sexo fuera del matrimonio, no a la educación sexual para niños, no al aborto, no a los matrimonios igualitarios… exactamente de aquello que rebosa en las congregaciones religiosas.
En México, las mismas reacciones boicoteras las manejaron grupos ProVida que vieron en personajes de la serie animada
Star Wars
a homosexuales, pansexuales y lesbianas para, según ellos, alentar la “ideología de género”. También pretendieron una cancelación masiva para la plataforma
Netflix,
a finales de 2019, por presentar en series y películas a personajes bíblicos homosexuales.
Por cierto, hoy es Día Internacional contra el Bullying o Acoso Escolar: el peor abuso sexual que un menor puede sufrir es privarle de recibir información y educación sobre sexualidad precisamente para prevenirles de un abusador o acosador… de esos que abundan en las Asociaciones Religiosas.
PALABRA DE HONOR: el 27 de abril pasado, cuatro estudiantes de la licenciatura de Agronomía de la Universidad de Guanajuato fueron balaceados por un comando de la Guardia Nacional. Hay 4 víctimas: Ángel Yael, quien resultó muerto; Edith Alejandra, lesionada y dos más que sobrevivieron ilesos. Académicos dicen que acusarán a los responsables de “tentativa de homicidio y homicidio calificado”. ¿Será cierto que no habrá impunidad “como en el pasado”?