Juan Maya N. era miembro de la Asociación Religiosa denominada “Congregación Cristiana de los Testigos de Jehová”, que se precia de tener aproximadamente 2 millones de miembros en México, hasta que decidió denunciar a ancianos, pastores y líderes por abuso sexual cometido contra de él y sus familiares.
Los nombres de los acusados no se pueden dar a conocer por instrucciones de su abogada, ya que entorpecerían las indagatorias, pero las carpetas de investigación tienen nombres y apellidos, aunque no son las únicas, las hay en varios Estados del país. De hecho, ex Testigos de Jehová, también llamados “atalayas” por el nombre de su órgano de difusión institucional (Atalaya), que sufrieron abusos y acosos sexuales llevaron a cabo una manifestación pública hace dos semanas para exigir a las autoridades justicia pronta y expedita.
Enrique comenta que sus padres lo llevaron a la edad de 12 años a la congregación donde estuvo siendo aleccionado por un maestro de nombre
Víctor
que trabajaba como electricista, pero había llegado a ocupar cargos importantes dentro de esa Iglesia desde joven. En un principio les tomaba fotos a los alumnos y les pedía de vez en vez que se quitaran alguna prenda para compartirlas en un
grupo especial
que manejaba de manera privada.
“Creímos que se trataba de algo relacionado con la Iglesia, pero cuando nos llamaba sólo a los más jóvenes para hacer una oración y nos dimos cuenta de que no sólo él sino algunos pastores tenían la costumbre de hacer tocamientos y darnos besos en la boca, como señal de santidad… Ya cuando nos hacía sentir parte importante del grupo nos citaba en su casa o en el tempo con el pretexto de explicarnos parte de la literatura que usan para el adoctrinamiento”, indica.
Los integrantes de esta religión están advertidos por los mismos líderes de que no deben, por ningún motivo, hacer una denuncia ante autoridades civiles en contra de cualquier dirigente, bajo pena de ser expulsados y segregados incluso de por sus mismos familiares que asisten a los cultos. Toda queja -o mal entendido- deberá ser conocida exclusivamente por los líderes quienes las canalizan a niveles de jerarquía superior.
Algunos padres de familia y exintegrantes de los Testigos de Jehová se han atrevido a denunciar casos de hostigamiento y abuso sexual en contra de menores. Dice Juan Maya que existe un subregistro de estos hechos, pues han conocido casos en Hidalgo, Michoacán, Nayarit, Campeche, Veracruz y Yucatán donde pastores y dirigentes han desvirtuado y acallado los testimonios de menores que han sufrido violencia. Los más se quedan en el anonimato.
En México se desconoce el número exacto de delitos sexuales cometidos por Ministros de Culto o líderes religiosos. Y, aunque es mucho menor el número de carpetas de investigación en contra de mujeres, también las hay. Los casos más conocidos se dan en la Iglesia mayoritaria. Aunque han salido a relucir otros asuntos notables en la Iglesia La Luz del Mundo, que no opaca en nada a los públicamente ventilados en congregaciones evangélicas.
Existe un común denominador: la complicidad de los mismos dirigentes religiosos al ocultarlos, minimizarlos y no otorgar el beneficio de la duda a quienes los denuncian. Gobernación sabe mucho del fenómeno.
PALABRA DE HONOR: El Gobierno Federal echó a andar una campaña más de prevención contra las drogas, en especial para disminuir el consumo de fentanilo a nivel nacional, que involucra a buena parte del gabinete y a más de 20 gobernadores en México. Las estadísticas dicen que ninguna cruzada ha dado resultados positivos, sigue al alza el consumo de todo tipo de drogas y disminuye la edad los primo consumidores.