Para Carlos Hirám Fuentes Avendaño el viernes 5 de junio de 2009 fue el peor de sus cumpleaños. Ese día recibió la noticia más atroz que un padre puede esperar: su hija Camila de dos años 11 meses de edad moriría, junto con otros 48 niños, en el incendio de la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora.
Era el cumpleaños de Carlos, cumplía 25 años. En la mañana casi convencía a su esposa Cindy Cervera de que sus hijas Emilia, de 3 años y Camila de 2 se quedaran en casa para el festejo respectivo, sin embargo, los deberes los obligaron a llevar a las niñas a la guardería para que convivieran con sus amigos, así que pospusieron el festejo para esa noche.
Aquel día llegaron la guardería 176 niños y niñas que tenían entre 5 meses y 5 años de edad, llevados por sus papás que trabajaban en diversos centros y oficinas. Era un establecimiento improvisado que nunca contó con las medidas de seguridad adecuadas. Ahí, murieron entre las llamas 49, entre ellos Camila, mientras que su hermanita Emilia estuvo al borde de la muerte.
Pasadas las 15 horas, Carlos fue avisado de que había un incendio y que sus hijas estaban dentro del inmueble. “A la más chica la sacaron ya muerta, y a la otra la llevaron al Centro Médico de Occidente en Guadalajara. No pudimos estar en el sepelio de Camila porque teníamos que acompañar a su hermanita al hospital”, dice Carlos en entrevista telefónica.
Los doctores aseguraban que sólo tenía 5% de probabilidades de sobrevivir porque, a pesar de que no sufrió quemaduras que pusieran en peligro su vida, el humo que inhaló le causó 3 paros respiratorios. “Varios médicos nos dijeron que quedaría ciega porque el calor y el humo le habían afectado pulmones, piel, y otros órganos. La sacaron inconsciente, fue cuando unos misioneros procedentes de Canadá comenzaron a orar por nosotros”, recuerda Carlos.
El pasado 4 de agosto, Emilia cumplió 16 años de edad. No tiene secuelas, pero debe estar bajo vigilancia terapéutica. Le gusta hacer amigos, sobre todo en la Iglesia Bautista “Eben Ezer” a la que acuden, donde el pastor Francisco García les brinda acompañamiento. “Nos invitaron a varios de los papás que perdimos a un hijo en la Guardería ABC a Canadá, a la provincia de Alberta, a una Iglesia Bautista. Me tocó compartir cómo Dios no ha ayudado a superar esta situación. Los hermanos han sido solidarios con nosotros. Mucha gente estuvo orando por los niños y por los papás desde el día de la tragedia”, comenta.
El grupo de padres y familiares de los niños que perecieron y de los que sufrieron quemaduras han organizado marchas y plantones para exigir a las autoridades que se castigue a los verdaderos culpables. Hasta la fecha, sólo funcionarios menores han sido encarcelados y sancionados. Los papás de Emilia han preferido celebrar cada año el cumpleaños de ambas (en agosto) en la tumba donde descansan los restos de la hermana menor, Camila.
“Respetamos el duelo de cada familia, de cada niño, de todos lo que perdieron algo en aquella tarde del 5 de junio. A veces los acompañamos en sus demandas, pero preferimos esperar la justicia de Dios… Para otros no debe haber ni perdón ni olvido, y eso es contrario a lo que hemos aprendido en la Iglesia. Nosotros debemos perdonar y dejar todo en manos del Señor Jesús, creemos que Dios va a juzgar a los que hicieron mal… como cristianos tenemos otros objetivos”, argumenta con voz pausada.
El caso de la guardería ABC sigue siendo un expediente abierto. Existen 12 averiguaciones previas abiertas y 4 carpetas de investigación. Se ha ejercido acción penal en contra de 22 personas, entre funcionarios del IMSS y del gobierno de Sonora, pero los colectivos de padres de familia y de luchadores sociales exigen que se investigue “más arriba”, ya que los gobiernos han “ocultado información”.
Para Carlos “nuestras autoridades están muy corrompidas, quisiéramos que hicieran lo que deben, pero lamentablemente no ha sido así y han manipulado y se han tardado… el sistema se ha corrompido bastante, y vemos que la gente se manifiesta porque nuestras autoridades no cumplen con su deber, por eso seguimos orando, para que haya verdadera justicia”, concluye.
PALABRA DE HONOR: Leonor Coutiño Gutiérrez y su hija Alejandra Stefany Martínez Coutiño, serán diputadas en Chiapas por el partido Morena. La primera en el ámbito federal y la segunda en el local. Ambas llegan por la vía plurinominal, sin hacer campaña. Dicen en sus redes sociales que arriban a ese cargo para mejorar la vida de los chiapanecos. ¿Usted les cree?