Desde que las Asociaciones Religiosas tomaron conciencia de su influencia en esta 4T han pretendido con mayor ímpetu imponer una agenda moral, haciendo copartícipe de ello al Gobierno y sus Instituciones, muy al estilo de la Asociación Religiosa más grande y poderosa, la Católica, que no ha desperdiciado ningún espacio para tender su red. Por algo, Benito Juárez acotó parte de su imperio, pero al incrustar a las protestantes -para hacerlas parecer iguales- éstas también fueron tentadas y con la llegada de este nuevo régimen han empezado a imitar ese comportamiento anticonstitucional.
Hoy, con un disfraz de “ayuda social” y “recuperar valores”, un grupo de congregaciones Cristianas Evangélicas y sus pastores, tratarán de medir fuerzas, teniendo en el Poder Ejecutivo un socio que se autoidentifica con los mismos principios bíblicos, como militante o simpatizante externo, a pesar de no tener el visto bueno de los otros tres poderes: el Legislativo, el Judicial y el de la Iglesia Católica.
La Iglesia mayoritaria en México no tiene la mínima intención de difundir lo que llaman “moral y valores” en coordinación con los evangélicos, ni ellos van con unanimidad gremial para hacerlo. Los cristianos están dispersos y cada Iglesia (hay más de 4 mil registradas que se declaran “bíblicas”) lo ha hecho con sus propios recursos para buscar incidir en algunos espacios.
Empezando con la penalización del aborto y el consumo de drogas, los pastores cristianos de congregaciones conservadoras pretenden convencer a diputados y senadores que un embrión debe contar con los mismos derechos que un ciudadano de 18 años de edad. Su pretexto es “reconocer los derechos de los no nacidos”, pero descuidan las garantías de las mujeres que ven en el aborto un recursos para detener la producción de “hijos no deseados” y su derecho para elegir el número de niños y el tiempo preciso para tenerlos y mantenerlos.
El tema de la sexualidad está presente de manera destacada, la mayoría de los pastores no tienen instrucción en esta materia y su única fuente informativa temática es La Biblia. Tres de cada 10 Ministros de Culto evangélicos han terminado una carrera profesional. Muchos han concluido una licenciatura en Teología, lo que no tiene validez oficial en México. Y es que muchas de esas escuelas que ofrecen los títulos de Maestría y hasta Doctorado en esa modalidad ni siquiera cuenta con instalaciones, todo es de manera virtual o por correspondencia con duración de un año, aunque el pago sí es en efectivo o con tarjeta de crédito para hacer más fácil la titulación. Es decir, su conocimiento está en función de lo que leen y entienden de los libros de sexualidad que expenden en las “librerías cristianas” que tienen el enfoque que se acomoda a su idiosincrasia bíblica.
Su postura moral y sus propuestas obedecen más a un desconocimiento de temas como derechos humanos, homosexualidad, terapias de reconversión y matrimonios igualitarios que a un deseo de recuperar valores sociales. De otra manera, protestarían y harían marchas por la falta de resultados del Gobierno para la prevención de embarazos en menores de edad, donde ocupamos un primer lugar mundial. O harían campañas en sus congregaciones y en redes sociales para afrontar el abuso sexual de niños y la venta y producción de pornografía infantil, donde también México tiene la medalla de oro en el mundo. Se sentirían indignados y emprenderían una cruzada para asesorar a las víctimas de delitos sexuales que se cometen cada en día todos los Estados del país.
Lejos de eso, creen que impidiendo los matrimonios igualitarios y restringiendo los derechos de la comunidad LGBT la sociedad aumentará y practicará esos valores que dicen fomentar; creen que las familias serán más morales y habrá mejores ciudadanos si en las escuelas federales el tema de sexualidad es impartido por Ministros de Culto, aunque no sepan ni cuál es el órgano sexual más importante del ser humano. Hasta se atreverían a formar un comité de protesta que exigiría a las Fiscalías resolver los crímenes de odio contra homosexuales y lesbianas en el país, que suman más de 500 en los últimos 5 años.
Ser propietarios de frecuencias de radio y televisión los llevaría a ganar poder político y fama pública. Existe sin duda un legítimo afán para promover ética, moral y sus respectivas doctrinas religiosas, pero saben que trasladar el púlpito a una cabina de radio, o el atrio a un set de televisión es muy rentable. El rating de un medio informativo produce ganancias económicas; esto se ve reflejado en las liturgias de grupos neopentecostales. Estas nuevas expresiones evangélicas cambiaron el “templo” por un “auditorio” y el atrio por un escenario con luces, música moderna y una escenografía que invita al espectáculo, más que a un acto ritualista. Modernizaron el concepto eclesial dando paso a una convivencia menos monástica, con aspecto de show, que tiene éxito en estratos vanguardistas, por lo que intentan trasladar todo ese concepto artístico a un set, para asegurar que el actor (telepredicador) único sea el pastor, y el incentivo moral el rating, que no usurparía el lugar de las ofrendas, sino que las aumentaría de manera sustancial.
Finalmente, los cargos públicos también son poder. Los pastores conocen la diferencia entre el “fuero celestial” y el terrenal. La impunidad tiene su parte seductora. Más que proponer leyes están dispuestos a modificar las que existen sin importar que violen el Estado laico o los derechos de terceros. Un Ministro de Culto convertido en senador o diputado -con una ideología como la de Encuentro Social- votaría sin lugar a dudas para anular todos los matrimonios entre personas del mismo sexo. Nunca en la historia de México, las Iglesias Evangélicas en conjunto, han propuesto alguna ley que beneficie a la sociedad; jamás se han unido para hacer una consulta donde recojan el sentir de la población respecto a un tema que nos afecta como ciudadanía; y no se ve que se dispongan a presentar alguna iniciativa, que procure el respeto a las garantías individuales.
Con la bendición del Presidente de la República, muchos líderes cristianos están siendo seducidos por el poder económico y político que representaría otorgar a las Iglesias frecuencias de radio y televisión, cargos públicos, incidir en las Cámaras de Diputados, senadores y en los mandatos judiciales de la Suprema Corte, porque en su imaginario religioso se ven disfrutando tanto o más que el alto clero.
PALABRA DE HONOR: La masacre de este mes fue otra vez en Veracruz. Van 29 muertos, la mayoría quemados y baleados por un grupo armado dentro de un centro nocturno. El Gobernador Cuitláhuac García Jiménez dice que parte de la culpa es del Fiscal de la entidad Jorge Winkler. Ambos le turnaron la responsabilidad de investigar esta matazón a la Fiscalía de la República, mientras los que siguen sufriendo son los veracruzanos. Y dijeron que todo iba a cambiar…