En la línea imaginaria que separa los estados de Puebla y Oaxaca, un grupo de investigadores trabajan para crear una comunidad donde agaves y otras especies animales y vegetales se reproduzcan sin afectar la naturaleza. Esperan que la vida surja en esos valles a través de la facilitación de las especies, tal y como era antes de la llegada del hombre a la tierra. A través del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3), los investigadores buscan que mediante ayuda mutua se puedan reproducir.