Una visita de propuestas y risas contenidas

19 de Septiembre de 2024

Una visita de propuestas y risas contenidas

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Más desaliñado que de costumbre, el presidente López Obrador planteó a Biden la necesidad de emplear a trabajadores mexicanos y centroamericanos con visas temporales

Como si le hubiera leído la mente al presidente López Obrador, Joe Biden se adelantó: “Mi gobierno va a crear oportunidades de trabajo legales para los inmigrantes. Y el año pasado nosotros batimos récord en la emisión de visas para centroamericanos”, detalló.

Hasta ese momento, el presidente estadounidense permanecía serio, pero de pronto todo cambió. Cuando López Obrador, más desaliñado que de costumbre, inició su participación y sacó cinco hojas de papel, donde traía escrito su discurso, el anfitrión se rió un poco, pero trató de mantener la carcajada guardada

Dos minutos antes de las 8 de la mañana, hora de la capital mexicana, un convoy de camionetas negras, de las “machuchonas”, entraron al Observatorio Nacional de Estados Unidos, residencia y punto de reunión con la vicepresidenta Kamala Harris.

“Es un enorme placer darle la bienvenida a mi amigo, el Presidente de México”, dijo sonriente la demócrata, que minutos antes había recibido un frasco con miel por parte del mexicano, quien lucía un traje negro y una corbata verde botella, y el cabello más desaliñado que de costumbre.

“Yo estoy muy contento de este encuentro con la vicepresidenta Kamala Harris. Es nuestra amiga…”, sonriendo, el morenista usó el mismo término para reconocer el nivel de su relación, y posteriormente entraron a la residencia donde los esperaba una tarta de espinacas con hongos y queso, un guacamole con arúgula y queso feta, crema de pollo y un postre de frutas, para desayunar.

El almuerzo también fue degustado por el canciller Marcelo Ebrard; por los secretarios de Economía, Tatiana Clouthier y de Agricultura, Víctor Manuel Villalobos; el comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño; el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza y por el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, además del equipo de la vicepresidenta Harris.

Apenas 90 minutos después de dialogar sobre migración y economía, la comitiva abandonó la residencia para dirigirse a la Casa Blanca, a unos 20 minutos de distancia. A su llegada, y a diferencia de su primera visita a Estados Unidos, cuando el entonces presidente Donald Trump salió a recibirlo, esta vez López Obrador ingresó por el ala oeste, acompañado de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller y escoltado solamente por un marino norteamericano. Pero no fue un acto de desaire ni de enemistad, fue simplemente el protocolo que se sigue cuando no es una visita de Estado.

Biden se armó de paciencia

Casi una hora después de entrar y de firmar el libro de visitas, López Obrador y Joe Biden aparecieron ante los medios de comunicación y al lado sus traductoras. El demócrata tomó primero la palabra. Con pierna cruzada y las manos entrelazadas, inició su corto discurso.

“Nuestros países tienen lazos de familia, de amistades, de amigos y en realidad compartimos los mismos valores y estamos enlazados a través de un pueblo”, comentó Biden y continuó “en mi gobierno y personalmente, consideramos que la relación de Estados Unidos y México es una relación vital, fundamental”, explicaba mientras López Obrador esperaba la traducción.

Habló de la migración, un tema hemisférico que -dijo- es un concepto que fue captado en la declaración de la Cumbre en Los Ángeles, la de las Américas, la que el Presidente de México desairó por la falta de invitación a Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Como si ya hubiera leído la petición del mexicano, Biden se adelantó: “Mi gobierno va a crear oportunidades de trabajo legales para los inmigrantes. Y el año pasado nosotros batimos récord en la emisión de visas H-2 (…) y llegamos a niveles históricos en los últimos cinco años en la emisión de visas para centroamericanos”, detalló.

Hasta ese momento, Biden permanecía serio, pero de pronto todo cambió. Cuando López Obrador inició su participación y sacó cinco hojas de papel, donde traía escrito su discurso, se rió un poco, pero trató de mantener la carcajada guardada. Como es costumbre, en los primeros minutos, el Presidente de México dio un recorrido por la historia, en este caso de Franklin Delano Roosevelt, y tras 16 minutos de historia, el demócrata no pudo contenerse.

“La cámara no se ha movido”, bromeó el presidente Biden cuando López Obrador aseguraba que ya estaba por terminar, aunque apenas iniciaría su propuesta.

Y antes de continuar, López Obrador reacomodó su postura en el sillón beige, sabía que no era una petición sencilla, pero ya llevaba semanas anunciándola, y prosiguió con el quinto punto: solicitar que Estados Unidos permitiera la llegada de obreros, técnicos y profesionales de México y Centroamérica, con visas temporales de trabajo para que no se paralice la falta de mano de obra.

“Hablarnos con respeto”

Biden escuchaba, hacía como que realizaba anotaciones en su hoja, se reacomodaba, se aguantaba la risa con cada uno de los puntos que el mandatario mexicano explicaba hasta el punto que optó por permanecer inmóvil, con los dedos sobre las mejillas y sonreír cada que López Obrador lo miraba.

Al terminar su homólogo, Biden volvió a tomar el control y le contestó en directo “nosotros producimos más productos agrícolas” que China. Defendió que Estados Unidos, desde que asumió el poder, ha generado más puestos de trabajo que cualquier otro gobierno, mientras que los sueldos también han sufrido un aumento.

López Obrador se mostró incómodo y optó por mantenerse ocupado doblando las cinco hojas en las que escribió su discurso, y tras sostenerlas por varios minutos finalmente se desabotonó el traje y las guardó.

“Yo creo que tenemos que comenzar a hablarnos mutuamente con respeto. Entonces, lo respeto a usted, vayamos”, finalizó el Presidente de Estados Unidos, no sin antes volver a bromear cómo una de las reporteras había logrado no moverse durante todo su discurso.

“No todo ha sido agravio”

Después de haber hablado por 30 minutos durante su reunión con Joe Biden en la Sala Oval de la Casa Blanca, la presencia de migrantes mexicanos en Washington motivó al presidente López Obrador a tomar la palabra nuevamente, esta vez durante su visita al Monumento Conmemorativo Nacional de Martin Luther King.

Agentes del servicio secreto cuidaban todos los flancos del Presidente, pedían a los connacionales no obstruir el paso en un afán por obtener una foto, un abrazo o simplemente un saludo por parte de López Obrador, una seguridad que en México ni se imagina.

“Es muy importante conocer la historia –dijo López Obrador frente al Monumento– que es como la maestra de la vida. No todo lo que tiene que ver con Estados Unidos ha sido agravio, (…) también ha habido momentos de ayuda mutua entre los gobiernos de México y Estados Unidos”, dijo, para abrir paso a un discurso sobre dos momentos históricos que entrelazan a ambas naciones.

El primero, la relación de respeto entre Benito Juárez –en sus palabras el mejor Presidente que ha tenido México– y Abraham Lincoln, a quien destacó por pronunciarse contra la invasión francesa.

El segundo, el “respeto” mostrado por Franklin Delano Roosevelt al gobierno de Lázaro Cárdenas, a quien considera un modelo a seguir por su “decisión soberana” que permitió que México recuperara el petróleo.
Con el puño en alto, buscando la mirada de migrantes que lo acompañaban, dijo que en su reunión con Joe Biden pidió reconsiderar un control migratorio que homologue al programa Bracero, firmado precisamente durante el gobierno de Roosevelt.

Ante el monumento de Martin Luther King, enalteció su activismo como “partidario de la no violencia”. “Igual que tú, señor Presidente”, se escuchó decir a una de las asistentes.

Dijo entonces que Martin Luther King es la muestra de que es posible llevar a cabo una transformación para “vivir mejor, que haya justicia, que no haya discriminación ni racismo”. “Sí se puede de manera pacífica. Es el sueño que tenemos”, dijo.

La visita a Biden terminó diferente a lo planeado, pues aunque se esperaba compartir la reunión con empresarios de ambas naciones, el Presidente de Estados Unidos no estará presente, viajará esta noche a Arabia Saudita, donde busca convencer que se aumente la producción de petróleo y así bajar los precios del crudo que impulsan la inflación.