Una Semana sangrienta para Sudán
Con el Ejército peleando contra un grupo paramilitar por el control del país, los sudaneses buscan vías de escape
Sudán se encamina a cerrar esta semana con un saldo de más de 330 muertos tras enfrentamientos entre las fuerzas leales a Abdel Fatah al Burhan, jefe del ejército de Sudán, y las de su otrora número dos, Mohamed Hamdan Daglo, jefe de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
La violencia en las calles no ha perdonado a nadie, y aún a pocas horas de terminar el Ramadán, António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, instó a un alto el fuego “de al menos tres días” en el país, con motivo de la celebración del Aíd al Fitr, que marca el final del mes de ayuno, oración y reflexión.
“Es un momento importante en el calendario musulmán. Creo que es el momento adecuado para que se declare un alto el fuego. Es absolutamente crucial en el momento presente”, fueron las palabras de Guterres, quien se dijo “horrorizado” por la posibilidad de que la violencia aumente y afecte a más ciudadanos.
Por este motivo, el secretario de la ONU habló por teléfono con el general Burhan, quien también recibió llamadas de los presidentes de Sudán del Sur y Turquía, del primer ministro de Etiopía y de los jefes de la diplomacia estadounidense, saudita y catarí.
Pero es el propio jefe del Ejército el que ha rechazado negociar con el líder de los paramilitares, y ante medios de comunicación dijo que si el general Daglo no abandona su tentativa de “querer controlar el país”, será “aplastado militarmente”.
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Este jueves, Sudán vio romperse la débil tregua que habían acordado ambos bandos, y en la capital, Jartum, tanto los sudaneses como el personal occidental ya buscan vías de evacuación después de que los hospitales colapsaran por los heridos en los enfrentamientos, que incluyen fuerzas terrestres y uso de aviones de combate.
De manera específica, se registró un mayor movimiento en paradas y estaciones de autobús, pero aún son miles las personas que permanecen atrapadas. Muchos habitantes no tuvieron más remedio que huir a pie debido a que el precio de la gasolina se disparó: un litro de combustible cuesta ahora 10 dólares, en uno de los países más pobres del mundo.
Desde que la lucha por el poder, que llevaba semanas latente entre los dos generales, degeneró el sábado en batalla abierta, la confusión es total para los 45 millones de habitantes del país.
Ambos bandos siguen prometiendo treguas que nunca respetan.
En las calles sembradas de escombros de Jartum, es imposible saber quién controla las principales instituciones del país, y los ciudadanos han señalado que las escuelas y guarderías son usadas para poner a salvo a los niños.
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