Han pasado casi 60 años desde que Adolfo López Mateos —presidente de México de 1958 a 1964— y John F. Kennedy, su par en Estados Unidos, acordaron la Ley de Asistencia al Exterior que consistía en apoyar varios aspectos de desarrollo económico, transferencia de tecnología, apoyo en desastres y gobernanza democrática, lo que dio origen a la asistencia entre ambos países.
›Desde 1965 y hasta la actualidad, el trabajo de USAID no se ha centrado en el apoyo de organizaciones no gubernamentales ni organismos privados, sino a gobiernos federales y locales del país —contrario a lo que apuntó el presidente Andrés Manuel López Obrador en mayo pasado—, especialmente en tareas de seguridad nacional y lucha contra el narcotráfico. Incluso ha actuado como refuerzo hacia otros programas municipales o estatales y ha apoyado en la educación de jóvenes para disminuir el reclutamiento de grupos criminales.
Pero esto no siempre fue así. Si bien en 1961, el presidente John F. Kennedy firmó la Ley de Asistencia al Exterior, que creó esta como la agencia líder para todos los programas de asistencia al exterior de los Estados Unidos, comenzó formalmente su trabajo en México como continuación a los programas de desarrollo bajo la Ley de Seguridad Mutua.
Fue hasta finales de los años 70 que esta agencia se convirtió en la donadora líder en los sectores de salud y población, al otorgar asistencia en todas las áreas del programa con la prestación de servicios, de información y comunicación, recolección de datos y análisis, capacitación, investigación de operaciones y suministro de anticonceptivos.
Apoyo histórico. La firma de la Ley de Asistencia al Exterior marcó un nuevo hito para la relación entre México y Estados Unidos.
De acuerdo con la página web de USAID, uno de sus éxitos destacables es la creación del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, del que derivaron tres fondos mexicanos de conservación adicionales, incluyendo la protección del arrecife mesoamericano y el Golfo de California. El modelo ha sido replicado en más de 20 países de todo el mundo y ahora es una mejor práctica internacional.
En su historia, la agencia también ha invertido en programas universitarios y alianzas a nivel estatal para apoyar becas para poblaciones indígenas, también en controlar los brotes de tuberculosis a lo largo de la frontera entre ambos países; además de capacitación de personal mexicano en extinción de incendios forestales, manejo de materiales peligrosos, y gestión de desastres naturales.