Una mamut “revela” cómo eran los primeros habitantes de América
La evidencia encontrada en un colmillo, junto con muchos otros datos, no sólo indican la interacción de aquellos animales con su ambiente, también con los humanos
Durante sus 20 años de vida, Élmayųujey’eh (o Elma), una joven y saludable mamut lanuda, recorrió alrededor de mil kilómetros que realizó a través de Alaska y el noroeste de Canadá, y aunque Elma vivió hace 14 mil años, la reconstrucción de su vida revela hoy no sólo algunas de las costumbres de su especie en aquella sino también de algunos de los primeros humanos que habitaron el continente americano.
La vida de Elma aparentemente concluyó al encontrarse con algunos de los primeros humanos que cruzaron el Puente de Bering. Sin embargo, se reconstruyó mediante el análisis de los elementos radiactivos presentes en uno de sus colmillos, así como mediante el estudio de su ADN y el de otros mamuts hallados en el sitio arqueológico de Swan Point, en Alaska. En este lugar también se hallaron restos de un mamut juvenil y una cría, así como en otros tres sitios arqueológicos cercanos.
Además de los restos de los mamuts, el sitio tiene evidencia de fogatas, del uso de herramientas de piedra y restos masacrados de otros animales de caza, lo cual “indica un patrón consistente con la caza humana de mamuts”, señala en un comunicado de la Universidad de Alaska Fairbanks Ben Potter, uno de los autores del reporte de la investigación publicado hoy en la revista Science Advances.
Potter señala que al final de la Edad de Hielo, el cambio climático fragmentó el hábitat preferido de los mamuts, un paisaje estepario dominado por pastos y arbustos, transformándolo en uno más boscoso. Esto posiblemente redujo su movilidad y los volvió más vulnerables a la depredación humana.
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De hecho, el análisis radiológico del colmillo, mostró que Elma “no estaba desnutrida y que murió en la misma temporada que el campamento de caza estacional en Swan Point donde se encontró su colmillo”, dice Matthew Wooller, autor principal de la investigación.
En conjunto, los datos confirman que los mamuts se comportaban como los elefantes modernos: las hembras y los juveniles viven en manadas matriarcales muy unidas y los machos maduros viajan solos o en grupos con áreas de distribución más grandes.
También sugieren que los humanos estructuraron sus campamentos de caza estacionales en función del lugar donde se reunían los mamuts, y junto con el cambio de clima, pueden haber jugado un papel en su extinción local dada su habilidad para cazarlos.
En el estudio también participaron expertos de las universidades de Alaska, Anchorage, Ottawa, Michigan, Arizona, así como la McMaster y la Adelphi.
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