Los niños y adolescentes con discapacidad experimentan considerablemente más negligencia y violencia física, sexual y emocional, que aquellos que no tienen discapacidad, según un meta-análisis de estudios representativos de más de 16 millones de jóvenes de 25 países.
A pesar de que ha habido avances en la concientización y las políticas públicas en el trato a las personas con discapacidad, la investigación publicada esta tarde en la revista The Lancet Child & Adolescent Health encontró que, tratándose de menores de edad, tienen el doble de probabilidades de experimentar cualquier forma de violencia que los niños sin discapacidades.
También experimentan tasas más altas de acoso tanto en persona como en línea, e incluso en los ambientes escolares, donde se vio que más de uno de cada tres (38%) son acosados por sus compañeros.
Para aquellos que tienen discapacidades cognitivas o de aprendizaje, como el trastorno por déficit de atención o autismo, o condiciones de salud mental, la probabilidad de sufrir violencia es aún mayor.
De acuerdo con los autores, de las universidades de Columbia, Leeds y Oxford, este estudio brinda el panorama más completo hasta ahora de la violencia que experimentan los niños con discapacidad en el mundo; aunque hay escasez de datos de países de bajos y medianos ingresos, especialmente en Asia y Europa del Este.
El único país latinoamericano donde se han hecho estudios con los estándares de calidad y representatividad que estaban buscando
es Brasil. De hecho, la revisión, que abarcó de 1990 y 2020, se hizo a partir de estudios hechos en 18 países de ingresos altos y siete de ingresos bajos y medios.
“Nuestros hallazgos revelan índices inaceptables y alarmantes de violencia contra los niños con discapacidad”, dice Jane Barlow, investigadora de la Universidad de Oxford y una de las líderes del estudio.
“Todos los niños tienen derecho a estar protegidos contra la violencia, que tiene consecuencias sociales, sanitarias y económicas duraderas, incluidas tasas más altas de abandono escolar, peores perspectivas laborales y un mayor riesgo de enfermedades mentales y enfermedades crónicas en el futuro”, agregó.
A nivel mundial, se estima que 291 millones de niños y adolescentes tienen epilepsia, discapacidad intelectual, deficiencia visual o pérdida auditiva, lo que representa aproximadamente el 11% de la población total de niños y adolescentes, y muchos más tienen otras discapacidades físicas y mentales.
Más del 94% de ellos vive en países de ingresos bajos y medios, donde el estigma, la discriminación, la falta de información sobre la discapacidad y el bajo acceso al apoyo social para los cuidadores contribuyen a los niveles más altos de violencia.