De acuerdo con datos preliminares, ayer 4 de julio fue el día más caliente a nivel mundial desde que se tienen registros, pues se alcanzó una temperatura atmosférica media de 17.18 grados centígrados, lo que supera por casi un grado la temperatura media para un 4 de julio, que es de 16.20 °C calculada entre 1979 y 2020.
Este récord es continuación del alcanzado apenas el día anterior, 3 de julio, cuando se rebasaron por primera vez los 17 °C, según los registros del Climate Renalyzer, el sitio del Climate Change Institute de la Universidad de Maine.
Sin embargo, es muy probable que en los próximos días esta temperatura récord se rebase, pues los registros indican que las temperaturas globales más altas se alcanzan en la segunda quincena del mes de julio, no en la primera.
De manera preocupante, las marcas alcanzadas ayer y anteayer se suman a otros récords que se han roto en las últimas semanas de este año, como, por ejemplo, el del menor crecimiento de hielo en la Antártida o el de alta temperatura en el Atlántico Norte, y todo indica que se seguirán rebasando marcas.
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Ayer, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) declaró que se han desarrollado las condiciones para que ocurra el fenómeno de El Niño en el Pacífico tropical, lo que implica “un probable aumento en las temperaturas globales y patrones climáticos y meteorológicos disruptivos”.
Por su parte, el llamado Sistema de Energía Radiante de las Nubes y la Tierra (CERES, por sus siglas en inglés) publicó ayer que también el desequilibrio entre la energía que la Tierra recibe del Sol y la que emite de regreso al espacio exterior para abril de 2023 rompió un récord máximo al ubicarse en 1.81 watts por metro cuadrado.
El foco en Latinoamérica y el Caribe. La misma OMM señala hoy, con base en un nuevo informe, que “los impactos climáticos y meteorológicos extremos se están agudizando en América Latina y el Caribe, a medida que se acelera la tendencia al calentamiento a largo plazo y el aumento del nivel del mar”.
Según este informe, en la región, “las temperaturas en los últimos 30 años se han calentado un promedio de 0.2° C por década, la tasa más alta registrada”, lo cual parece estar desatando “un círculo vicioso de impactos en espiral en los países y las comunidades locales”.
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Uno de los ejemplos es que “el calor extremo combinado con suelos secos alimentaron períodos de incendios forestales récord a la altura del verano de 2022, lo que provocó que las emisiones de dióxido de carbono alcanzaran los niveles más altos en 20 años y, por lo tanto, fijaran temperaturas aún más altas”.
Los expertos también destacaron que las sequías prolongadas en algunas regiones del planeta han provocado una caída en la producción hidroeléctrica, “lo que provocó un aumento en la demanda de combustibles fósiles en una región que tiene un gran potencial sin explotar de energías renovables”.
Los ciclones, las inundaciones y las sequías ya provocaron pérdidas de vidas y económicas a lo largo de 2022. Ahora, “el recién llegado El Niño subirá el calor y traerá consigo un clima más extremo”, dijo en un comunicado Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
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