Texas es un bastión político del partido del presidente Donald Trump. California, en tanto, es la principal fuente de votos para el Partido Demócrata.
Francisco Pazos franciscopazos@ejecentral.com.mx
Texas es sin duda el pivote que potencia la relación comercial entre ambas naciones con un mercado valorado en 103 mil 676 millones de dólares, de los que 67% se concentra en equipos de cómputo y electrónicos, de transportación, petroleros y derivados del carbón, así como químicos.
Sólo en este estado, el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) generó 382 mil puestos de trabajo directos.
En el mapa electoral, Texas es controlado por los republicanos, que dominan en 25 de los 36 distritos en los que se divide su territorio.
Sólo en el Distrito 14, el intercambio comercial con México genera siete mil 744 millones de dólares, principalmente en el intercambio de productos petroleros, de carbón y de química básica. El rojo republicano también domina en el Senado con dos legisladores: John Cornyn y Ted Cruz.
Con un peso específico similar en la balanza comercial de exportaciones se posiciona California, cuyo valor comercial relacionado con el TLCAN es de 29 mil 723 millones de dólares, 3.5 veces menor en comparación con el texano; sin embargo, las redes comerciales relacionadas al libre comercio aportan 566 mil puestos de trabajo, casi 200 mil posiciones más.
Su mercado de exportación hacia México se concentra en la producción de computadoras, equipo electrónico, maquinaria y de productos químicos, con un sector destacado en el Distrito 17, correspondiente a la región de Sillicon Valley, en donde la producción de tecnología y sus componentes arroja ganancias anuales valuadas en dos mil 247 millones de dólares. Los mercados con mayor plusvalía no sólo son marcadamente distintos entre Texas y California, sino también resulta diferentes en el dominio político. Este último estado, forma parte de franja demócrata que se extiende a lo largo de la costa este, desde Washington hasta la frontera sur con Baja California, México. Aunque con producciones mayoritarias, incluso estos dos estados no serían suficientes para inclinar la balanza en favor del TLCAN en una negociación negativa. El peso que será determinantes recaerá en la decisión y apoyo que gobernadores y legisladores en Michigan, Ohio, Pennsylvania y Florida aporten para determinar la postura final de Washington frente a la renegociación. Como se muestra en el gráfico, entre los estados calificados swing states en la mesa de negociación binacional destacan Michigan, Ohio y Pennsylvania, que se localizan en la franja industrial del noreste estadunidense, en la región de los grandes lagos. Ahí tiene su corazón la industria automotriz, considerada el motor de la economía.
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Seis meses después, el apoyo ya no es total
A seis meses de la elección presidencial de noviembre del año pasado, las condiciones políticas, económicas y sociales en estos mismos seis estados determinantes para el TLCAN es distinta y, ahora, la retórica del presidente que entonces recibió su apoyo no contribuye a que los votantes den su respaldo para romper relaciones comerciales con México, cuando sus puestos de trabajo están en riesgo.
En la elección general de 2016, Michigan, Ohio y Pennsylvania que habían sido para los demócratas en 2012, cuando la contienda entre el presidente Barack Obama y el republicano Mitt Romney, voltearon sus preferencias ante la promesa de Donald Trump de regresar los puestos de trabajo y terminar con “el terrible” TLCAN.
› Con excepción de California, que fue claramente demócrata al votar por la entonces candidata Hillary Clinton con una diferencia de 28.8 puntos por arriba de Trump. En sentido contrario votaron Texas, Michigan, Ohio, Florida y Pennsylvania, de los que el estado en el que la diferencia más notoria respecto a la demócrata se registró en Ohio, con 8.6 puntos de distancia.
Sin embargo, decenas de estudios sustentados en los datos que el gobierno estadunidense ha generado sobre el intercambio comercial entre Estados Unidos y México muestran que las exportaciones que van al mercado mexicano han producido millones de puestos de trabajo, mejorado la competitividad de sus mercados y rebajado los precios para los consumidores.
Hace seis meses, todos estos estados y prácticamente todo el mapa electoral de Estados Unidos se pintó de rojo republicano en apoyo a las promesas que hizo Trump durante su campaña. Sin embargo, con cinco millones de puestos de trabajo puestos en la mesa de negociación y con un riesgo latente de perderse, la presión de los electores ya no será para el presidente, sino para los representantes y senadores.
Los legisladores republicanos, que consolidaron sus mayorías en la Casa de Representantes y en el Senado luego de la elección de noviembre de 2016, deberán considerar el valor del mercado que el intercambio comercial con México arroja y que se distribuye en 50 de los estados de la Unión Americana, con excepción del Distrito de Columbia, todos tienen una relación multimillonaria con el TLCAN.
›Fuera de los centros industriales, el mapa del intercambio comercial muestra estados como Kansas, Missouri, Oklahoma y Alabama que tradicionalmente han sido para los republicanos y cuyas economías se han fortalecido por la exportación de granos y semillas a México, con un valor conjunto de 7 mil 656 millones de dólares.
Este mercado dependiente de las actividades agrícolas arroja 263 mil 100 puestos de trabajo directos que dependen de la relación comercial con México. Esta región votó por el presidente Trump, cuenta con 24 congresistas, de los que 20 son republicanos, tres demócratas y una silla permanece vacante en el Distrito 4 de Kansas, en el que se producen semillas oleaginosas y granos.
Ya sea que tengan un mercado tecnológico, industrializado, de materias primas o agrícola, las redes comerciales sin duda serán arrastradas por la presión que los tiempos políticos y electorales ejercerán en las negociaciones que no tocarán las mesas formales, y que no dudarán en inclinar la balanza por el libre comercio si de ello dependen las preferencias electorales.
En semanas recientes, el expresidente Felipe Calderón aconsejó a las autoridades mexicanas erosionar las bases de apoyo político de Trump a partir de suspender la venta de productos nacionales de los que son dependientes los estados y distritos donde el republicano tuvo mayor respaldo electoral. La idea, según el exmandatario, es buscar mercados alternos, lo que afectaría la economía de los bastiones trumpistas.