“Hemos visto a muchos rusos viajar por ocio y compras como si no hubiera una guerra en Ucrania”. Con estas palabras, Josep Borrell, jefe de política exterior de la Unión Europea (UE), confirmó la suspensión del acuerdo que había mantenido con Rusia y que permitía facilidades para las visas de los ciudadanos de ese país.
El acuerdo, que fue discutido desde el día de ayer, podría incluso prohibir totalmente la emisión del documento, tal como lo dijo el jefe de la diplomacia europea.
Sin embargo, los ministros de Relaciones Exteriores no llegaron a otros acuerdos que eviten la entrada de los ciudadanos rusos al territorio que representan. Al respecto, los países al este y que colindan con la exrepública soviética pidieron medidas más severas, aunque como respuesta, Borrell dijo que “pueden tomar medidas a nivel nacional para restringir su entrada”.
Hasta antes de este nuevo encuentro, Polonia, Estonia, Letonia y Lituania habían declarado conjuntamente que consideraban la posibilidad de vetar a los viajeros rusos, por lo que se esperan nuevas sanciones o la ampliación de las que ya se han aplicado.
Cabe recordar que las visas ya estaban restringidas a algunas categorías de ciudadanos rusos, y para su aprobación, el acuerdo debe ser aprobado por la totalidad de los estados miembros. Pero al menos desde julio, la Unión Europea tenía conocimiento del aumento en los cruces fronterizos de Rusia a los países colindantes, lo que representa un riesgo de seguridad para dichas naciones.
Rusia vuelve a cerrar la llave. Por parte de la exrepública soviética, este miércoles se interrumpió de nueva cuenta el flujo de gas de Nord Stream 1, el gasoducto más grande que lleva suministros de gas natural ruso a Europa a través de Alemania. Se trata de la segunda vez que se interrumpe el suministro, y, al igual que la vez pasada, la empresa argumentó “trabajos de mantenimiento necesarios”.
Este mantenimiento programado hasta el sábado debe realizarse “cada mil horas ", aseguró la empresa energética propietaria del gasoducto. Pero en el contexto de la guerra en Ucrania, la energía se encuentra en el centro del pulso entre Moscú y las capitales occidentales que acusan regularmente a Rusia de usar el gas “como un arma”.
En los últimos meses, Gazprom ya había reducido un 80% los volúmenes suministrados a través de Nord Stream.