Rusia llegó hasta Kiev, en una ofensiva que parecía previamente ensayada. Le llevó prácticamente 24 horas expandir su poder militar por casi todo el territorio.
Un pueblo que vivió 30 años bajo el riesgo de una intrusión, pero que hasta el último momento pensó que no era posible que ocurriera, hasta que despertó el miércoles y las detonaciones estremecían el cuerpo.
“¡Queremos la paz!”,“¿Por qué nos quieren matar los rusos?”, “¿Por qué sólo ven la televisión y nadie viene a ayudarnos?”, “¿Por qué nos han dejado solos?”, se lee en pancartas y redes sociales desde el suelo invadido.
Las familias se resguardan y protegen, huyen. También están los jóvenes que nacieron tras la independencia de Ucrania, que tienen más de 30 años y ahora están tomando los fusiles. Las imágenes comienzan a documentar el dolor y la destrucción de un pueblo.
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