Sin esperarlo y sin invitación, decenas de visitantes del Castillo de Chapultepec presenciaron la conmemoración del 107 aniversario de la Marcha de la Lealtad, que encabezó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Desde las primeras horas del día, cadetes del Colegio del Aire y de la Escuela Militar de Enfermería, del Heroico Colegio Militar y de la Heroica Escuela Naval Militar, se enfilaron frente al templete que ocuparía el mandatario y los funcionarios invitados al evento, los rayos del sol comenzaban a calar en la piel o en los uniformes de gala de los militares.
Pasadas las 10:30 de la mañana, el Jetta blanco del tabasqueño arribó a Chapultepec, descendió de él, saludó y abordó un vehículo militar, en el que realizó el recorrido hasta la cima del Castillo de Chapultepec, flanqueado por Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional y del titular de la Marina, José Rafael Ojeda.
En otro vehículo lo seguía su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller; la presidenta del Senado, Mónica Fernández; de los diputados, Laura Angélica Rojas; y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Los vehículos recorrieron el camino empedrado que lleva al recinto, en medio de los visitantes que acudían al recinto que, por primera vez, no se suspendió la visita por la ceremonia, sino que permitió la entrada y presencia de turistas locales, nacionales y extranjeros.
Ante la mirada incrédula del pueblo que visitaba el castillo, López Obrador bajó, saludó a la bandera, llegó al pódium y saludó a su gabinete, ahí presente. Luego de la presentación, el mandatario pasó lista de honor a los héroes de 1847 y 1914.
Lealtad a costa de todo
“La lealtad no es circunstancial o eventual, sino permanente y absoluta”, dictó desde las primeras líneas de su discurso, el general Luis Crescencio Sandoval, mientras el sol aumentaba su intensidad y algunas gotas de sudor se escapaban de los rostros de los cadetes.
“El esquema axiológico con que se forma a los jóvenes que año con año ingresan a los planteles militares está enmarcado en la disciplina, honor, patriotismo, abnegación, honradez, espíritu de cuerpo y valor, pero sobre todo en la lealtad, lealtad que nació en la defensa de la democracia como una convicción fundada en el honor y en la disciplina que encauza el comportamiento y la consciencia de todas las Fuerzas Armadas”.
Mientras el General pronunciaba su discurso, entre los pasillos del Castillo se escucharon murmullos. Una joven enfermera pareció incumplir el esquema de disciplina. Las más de tres horas que llevaban bajo el rayo del sol la había vencido. Se desvaneció.
Una silla de ruedas entró por ella, ante el regaño de militares que ordenaban a los medios de comunicación a mirar al frente, poner su atención en la ceremonia y no presenciar la salida de la joven, que abandonó la formación casi inconsciente.
Reviven a Madero
Cuando el evento parecía finalizar, sobre un caballo blanco apareció un actor representando al expresidente Francisco I. Madero. “Soy el Heroico Colegio Militar…” se escuchó en las bocinas, mientras el caballo avanzaba entre los presentes.
Una voz de hombre narró, en un video con imágenes en sepia, la historia de lo sucedido aquel 9 de febrero de 1913, cuando detractores de Madero buscaron enfrentarse a su gobierno y se consumó el “Cuartelazo”, escenario que enfrentó el entonces Presidente de México.
“Jóvenes cadetes: unos pocos malos mexicanos, militares y civiles, se han sublevado esta madrugada contra mi gobierno”, llamó Madero, los cadetes se armaron y ofrendaron su vida en defensa de la soberanía.
Tras la representación y, como es costumbre, con la entonación del Himno Nacional, el evento finalizó; aprovechando las decenas de turistas presentas para tomarse fotografías con cadetes y funcionarios que encontraron a su paso