La pandemia mundial a causa del nuevo coronavirus ha representado una crisis económica y de salud con efectos devastadores en los países en desarrollo, especialmente aquellos que dependen del turismo. Pero el cierre de servicios, las cuarentenas y las restricciones importantes a la movilidad nacional e internacional fueron la punta de lanza del problema.
En un estudio
elaborado por la Organización Mundial del Turismo (OMT), retomado en un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), se destaca que los efectos indirectos de la disminución de la actividad turística son aún más devastadores, pues la mano de obra y el capital siguen sin utilizarse, y la falta de demanda de bienes y servicios intermedios tiene un efecto negativo.
›A nivel mundial, la mano de obra y el capital representan la mitad de los insumos, y los productos agrícolas (alimentos y bebidas), y los servicios (alojamiento y transporte) aportan la mayor parte del resto. Incluso en los países desarrollados, donde la mano de obra es cara, como Francia o Noruega, los pagos por esos servicios representan una gran proporción de los insumos.
En muchos países en desarrollo, como Turquía, los salarios son bajos, pero el número de empleados es alto. Por ejemplo, según datos del simulador del Global Trade Analysis Project (GTAP) que maneja la UNCTAD, sugiere que la mano de obra representa cerca del 30% del gasto en servicios turísticos tanto en economías desarrolladas como de las que están en desarrollo.
Pero hay más cifras que lanzan más luz al respecto. Por ejemplo, el informe elaborado por la UNCTAD refiere que durante 2020, el turismo internacional y sus sectores sufrieron una pérdida cercana a 2.4 billones de dólares, respecto al año anterior.
Esto se confirma con el número en la llegada de turistas internacionales que disminuyó hasta 74% en 2020, comparado con el año anterior.
Incluso en muchos países en desarrollo, las llegadas se redujeron entre 80% y 90 por ciento.