Trump y Pence muestran frente común ante juicio político
Trump y Pence se habrían comprometido a continuar su trabajo por el país hasta el fin del mandato
Donald
Trump
y su vicepresidente Mike Pence se reunieron el lunes en la Oficina Oval, mostrando, por el momento, un frente común de cara a los opositores demócratas, que reclaman la salida inmediata del presidente estadounidense.
Los dos hombres, que se veían cara a cara por primera vez desde su desencuentro y el cruento asalto al Capitolio la semana pasada, “tuvieron una buena conversación”, dijo un alto funcionario estadounidense.
“Trump
y Pence se comprometieron a continuar su trabajo por el país hasta el final de su mandato”, indicó la fuente.
Eso da a entender que el
Trump
no considera renunciar antes del fin de su mandato, el 20 de enero, cuando el demócrata Joe Biden se instalará en la Casa Blanca.
También que Pence no tiene intenciones de destituirlo a pedido de la mayoría del gabinete, invocando, como reclaman los demócratas, la Enmienda 25 de la Constitución.
Según el mismo funcionario, el presidente y el vicepresidente “reiteraron que quienes violaron la ley y asaltaron el Capitolio la semana pasada no representan el movimiento ‘Estados Unidos Primero’ respaldado por 75 millones de estadounidenses”.
A pesar de las presiones de
Trump, Mike Pence había anunciado el miércoles en una carta que no se opondría en el Congreso a la oficialización de los resultados de la elección presidencial, lo que desató la ira del presidente y sus seguidores.
“Mike Pence no tuvo el coraje de hacer lo que habría tenido que hacer para proteger a nuestro país y nuestra Constitución”, había tuiteado
Trump
mientras sus seguidores invadían el Capitolio.
Videos publicados en redes sociales mostraron una multitud gritando “Cuelguen a Mike Pence” en las puertas del Capitolio.
Aunque esta reunión reduce las tensiones con su vicepresidente, el millonario republicano de 74 años sigue sin embargo amenazado de una sanción que quedaría en la historia de Estados Unidos y podría poner en peligro su futuro político.
A nueve días para que termine su mandato,
Trump
se encamina a ser el primer presidente estadounidense en ser dos veces objeto de una acusación en el Congreso (“impeachement”) para un proceso de destitución.
La Cámara de Representantes examinará el artículo de acusación contra
Trump
-por “incitación a la insurrección” en el asalto al Capitolio- el miércoles y debería votar el mismo día.
Demócratas en marcha
Los legisladores demócratas están decididos a actuar para precipitar la salida de Trump, a quien consideran “desequilibrado” y una “amenaza inminente” para la democracia estadounidense tras la toma del Capitolio la semana pasada por simpatizantes suyos, que dejó cinco muertos y conmocionó al país y al mundo.
Apoyada por una gran mayoría de los demócratas y con algunos republicanos a bordo, la medida debería ser fácilmente adoptada, abriendo oficialmente el segundo “impeachment” de Trump.
El mandatario republicano ya fue acusado por la Cámara Baja en diciembre de 2019 por presionar al presidente ucraniano para que investigara por presunta corrupción a Biden, quien entonces aparecía como su principal rival político.
Trump
fue finalmente absuelto por el Senado de mayoría republicana.
Las reglas del Senado suponen que la Cámara Alta probablemente no podría iniciar un nuevo juicio político antes del 19 de enero.
Y aunque dos senadores republicanos, Pat Toomey y Lisa Murkowski, ya instaron a
Trump
a renunciar de inmediato, es poco probable que los demócratas obtengan la mayoría de dos tercios necesaria para condenar a
Trump
en el Senado de 100 miembros y destituirlo de su cargo.
Pero los demócratas, que después del 20 de enero pasarán a tener mayoría también en la Cámara Alta, podrían buscar la condena de
Trump
incluso después de que deje la Casa Blanca, para evitar que pueda volver a postularse para un cargo federal.
Trump en Texas el martes
Trump, quien insiste en que le robaron la reelección, es acusado de animar a sus seguidores a marchar el miércoles hacia el Capitolio para revertir su derrota electoral, cuando el Congreso se aprestaba a certificar formalmente el triunfo de Biden en los comicios del 3 de noviembre.
La turba enardecida irrumpió en el Capitolio saqueando oficinas y enfrentándose con la policía, forzando la evacuación de los legisladores y generando un caos sin precedentes.
“Este fue un intento de golpe, para derrocar al gobierno, y tenemos la responsabilidad como Congreso de responder a eso”, dijo el congresista demócrata David Cicilline, que presentó el artículo de acusación.
Trump perdió este lunes otro miembro del gabinete. El secretario interino de Seguridad Interior Chad Wolf, presentó su renuncia debido a “eventos recientes”. No hizo referencia expresa a la asonada contra el Capitolio pero la semana pasada la había considerado un acto “trágico y repugnante”
Antes habían dimitido las secretarias de Educación, Betsy DeVos, y de Transporte, Elaine Chao.
El mandatario republicano prevé viajar a Texas el martes para celebrar su política migratoria y la construcción del muro fronterizo con México.
Ante el temor de nuevos disturbios, una cerca de metal de dos metros de alto rodea el edificio del Capitolio en cuya escalinata asumirá Biden. El departamento de Defensa autorizó el lunes que 15.000 efectivos de la Guardia Nacional estén desplegados en Washington el día de la investidura.
Extremistas han amenazado con nuevas acciones en los próximos días tanto en Washington como en las capitales estatales.
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