La masacre contra la familia LeBarón, ocurrida el 4 de noviembre de 2019 en el norte de México, encendió las alarmas del gobierno federal, pero también las de Estados Unidos. El asesinato de nueve personas, tres de ellas menores de edad, provocó que en enero de 2020 Donald Trump, entonces presidente de Estados Unidos, buscara enviar 250 mil soldados a la frontera sur, reveló el diario The New York Times.
Enviar a un cuarto de millón de efectivos a la frontera hubiera significado para Estados Unidos la concentración de más de la mitad de sus militares en activo en los límites con México. Para dimensionar el despliegue, el diario indicó que la cifra pretendida superaba a los 170 mil militares que estuvieron en Irak en el punto más crítico de la guerra.
“(Donald) Trump presionó a sus principales asesores para que enviaran fuerzas a México para cazar a narcotraficantes de los cárteles de la droga, al igual que los comandos estadounidenses han rastreado y asesinado a terroristas en Afganistán o Pakistán”, dijeron los funcionarios al rotativo estadounidense bajo condición de anonimato.
Mark T. Esper, el secretario de Defensa de la administración de Trump, se alarmó al enterarse de una idea que se estaba discutiendo en un alto mando militar. Esper habló directamente con Stephen Miller, el arquitecto de la agenda de inmigración del republicano, en la Oficina Oval para poner fin a la consideración de la idea en el Pentágono.
El hecho “obligó a los principales asesores de seguridad nacional a rechazar la idea, pues señalaron que para la mayor parte del mundo, parecería una invasión estadounidense”, según exfuncionarios que participaron en dichas discusiones.
“Los comandantes militares de Trump han dicho públicamente que desviaron repetidamente los llamados del presidente para enviar más tropas a la frontera durante años”, agregaron los funcionarios citados.
De acuerdo con The New York Times, “los altos mandos estaban asustados por lo que vieron como el patrón del presidente de hacer mal uso de las fuerzas armadas”, dijeron los exfuncionarios.
Además, el rotativo enfatizó la obsesión de Trump con la frontera sur, para la cual incluso consideró colocar una fosa con serpientes o cocodrilos —versión que el entonces mandatario desmintió— y agregó que en el pasado el mandatario también barajó la posibilidad de disparar a los migrantes en la pierna cuando cruzaran la frontera, para detenerlos.
Al final, en lugar de un vasto despliegue del ejército en la frontera, la Administración Trump utilizó una oscura regla de salud pública, que sigue vigente hasta el día de hoy, el Título 42, para negar el asilo y cerrar efectivamente la entrada a los Estados Unidos desde México durante la pandemia.
