Trump: lealtad con traición se paga

6 de Abril de 2025, 14:43

Trump: lealtad con traición se paga

Jeff Session fue una pieza fundamental para que Trump llegara a la presidencia

ILUSTRACION TRAMA 7

El apoyo incondicional poco le importa al presidente de EU, ofendido tras las excusas del procurador Sessions por la investigación sobre supuestas conexiones con Rusia

La mañana del martes 25 de julio, el líder de la minoría demócrata en el Senado estadunidense, Chuck Schummer, advertía sobre los peligros que representan los ataques de Donald Trump a su procurador General, Jeff Sessions. La historia que tiene Sessions, a diferencia de Trump, va mucho más allá de la actual administración en la Casa Blanca y corre más por la línea de los republicanos en el Senado, donde lo consideran uno de ellos, a pesar de haber aceptado el ofrecimiento que le hizo Trump para ser procurador general de Estados Unidos.

Jeff Session fue una pieza fundamental para que Trump llegara a la presidencia. Como senador por Alabama y a lo largo de su carrera política logró construir una base ultraconservadora que fue fundamental en las elecciones del 2016.

En aquel entonces, todavía como senador, Sessions acompañó a Trump en su visita a México como candidato y estuvo presente en aquella, ahora infame, reunión en la que chocó públicamente con presidente Peña Nieto en el tema del muro. El apoyo de Sessions a Trump fue incondicional: él era quien estaba en el salón de los posdebates atendiendo a los medios de comunicación y manejando el hilo mediático que desesperadamente necesitaban las actuaciones de Trump.

Pero aquel apoyo incondicional poco le ha importado a Donald Trump, quien se sintió ofendido por Jeff Sessions cuando éste se excusó como procurador general tras la investigación de la conexión rusa en su campaña electoral por conflictos de interés, y tras haber sostenido reuniones con funcionarios rusos.

En los últimos días, Trump ha hecho énfasis públicamente en su descontento con ese hecho, el cual detonó la Comisión Especial que dirige Robert Mueller, el exdirector del FBI, y que por lo visto tiene a Trump muy nervioso, pues no sólo ha amenazado a su procurador general, sino que lo ha hecho con la Comisión Especial que le investiga, pues advirtió que la pesquisa no podrá tocar sus cuentas personales o de la empresa: ya que eso, dijo, es territorio prohibido.

La apuesta de humillarlo públicamente le puede redituar en el corto plazo a la administración Trump, pero a mediano parece ser una mala idea. Distanciarse de la base de Sessions puede ser un movimiento arriesgado, la comunidad electoral en Alabama tiene una influencia importante en la ideología de la ultraderecha de una parte importante del país.

Por otra, despedir a su procurador general al no prometerle lealtad y designar a otro que sí lo haga puede ser, a largo plazo, un factor fundamental para acusarlo de obstrucción de justicia, pues no ha entendido la separación e independencia que requiere el funcionamiento del Departamento de Justicia.

Mientras Trump mantiene una guerra pública y abierta contra su propio gobierno, su familia se encierra en una lealtad que nadie más en Washington les puede ofrecer. Acostumbrados a un mundo empresarial de tiburones, no han entendido las formas de Washington a nivel político, legal o poder.

Karma. Humillado, Jeff Sessions terminará su carrera política por aceptar todo en una candidatura hecha con odio, división y agresión.

La lealtad de alguien como Sessions, quien demostró ser incondicional durante la campaña, y que en la comparencia pública para su confirmación contestó a una pregunta expresa que como procurador el se excusara de cualquier investigación referente a Rusia, no ha sido lo suficientemente sensata para alguien con la estabilidad emocional de Trump. Hoy, sus hijos, su familia se han convertido en un sustento que también se encuentra lleno de problemas por la conexión con Rusia y sus actividades no reportadas.

Mientras Trump bullea a Sessions para provocar su salida, por otra parte se pregunta qué tan amplios son sus poderes para emitir perdones presidenciales.

¿Puede Trump perdonar a su hijo, a su yerno o a él mismo? Las actitudes y dudas de Trump dirigen el debate político-mediático a un área en donde se preguntan qué tan autoritario puede llegar a ser un presidente y cuáles han sido sus antecedes. La falta total de respeto a las instituciones puede provocar su debilitamiento en una forma acelerada. Alguien como Trump, que pretende pisar abiertamente los poderes judiciales alerta a los integrantes de dichas instituciones haciéndolos sentir obligados a filtrar información como único recurso de contrapeso.

La forma en la que proceda Trump con Sessions y la Comisión Especial del Departamento de Justicia que lo investiga serán determinantes para su permanencia en la Casa Blanca en los próximos tres años y medio. Su llegada al ámbito político ha estado marcada de errores y desfortunas, mismas que son aprovechadas por sus rivales políticos. Filtraciones, acusaciones, investigaciones y caos generalizado han sido la constante de un gobierno que llega del ámbito empresarial y lejos de abrirse a la clase política, se ha encerrado en lo familiar al más puro estilo de una monarquía.

Humillado, Jeff Sessions terminará su carrera política con un karma que cargará por haber aceptado todo en una candidatura que él mismo incitó con odio, división, agresión y otro tipo de actitudes racistas que ha tenido a lo largo de su carrera y que le impidieron llegar en un principio a la Procuraduría Estatal de Alabama. Pero la clase política estadunidense debe evitar a toda costa la humillación de las instituciones sobre las que se ha construido un gobierno independiente con los pesos y contrapesos bien puestos.

PUBLICIDAD