Más allá de los daños que puede generar una bomba nuclear, los efectos de la explosión pueden dejar materiales sorprendentes. Tal es el caso de un cuasicristal descubierto en Nuevo México, lugar de la primera prueba del mundo de una bomba nuclear, cuyo impacto fusionó la torre de prueba y el cobre que contenía, con el asfalto y la arena del desierto, en vidrio verde.
Este material, bautizado como “trinitita” (en honor al nombre de dicha prueba) fue descubierto con sorpresa y hasta incredulidad varias décadas más tarde, ya que hasta ese momento, se pensaba que la formación de los cuasicristales era imposible.
“Los cuasicristales se forman en ambientes extremos que rara vez existen en la Tierra. Requieren un evento traumático con shock, temperatura y presión extremos”, explicó anteriormente el geofísico Terry Wallace del Laboratorio Nacional de Los Álamos. Sin embargo, las explosiones provocadas por las bombas nucleares cumplen con todas estas condiciones, motivo que ha hecho cambiar a los expertos de opinión respecto a la formación de cuasicristales
Y si bien la trinitita verde ya es una rareza, la más excepcional es la trinitita roja, que incorpora una mayor cantidad de cables de cobre vaporizados.
“Este cuasicristal es magnífico en su complejidad, pero nadie puede decirnos todavía por qué se formó de esta manera. Algún día, un científico o un ingeniero lo descubrirá y tendremos una explicación termodinámica para su creación. Entonces, espero, podamos usar ese conocimiento para comprender mejor las explosiones nucleares y conducirá en última instancia a una imagen más completa de lo que representa una prueba nuclear”, puntualizó Wallace.
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